El Avance del POM expuesto al público en www.pomtoledo.es es un compendio de información elaborado a partir de distintos estudios anteriores que no siempre son completamente coherentes entre si, que finaliza con una propuesta muy escueta de clasificación del suelo que podríamos considerar como su único contenido propio, pero que en el fondo no es más que una especie de rescate de náufragos del malogrado POM de 2007, con posición destacada en la línea de salida para los protagonistas de otro intento de rescate anterior tramitado como Modificación Puntual nº 29 del PGOU, es decir, más de lo mismo.
El Avance se anuncia como un documento para los procesos de participación ciudadana (voluntario) y concertación interadministrativa (obligatorio) dentro de tramitación del siempre deseado nuevo POM, pero conviene señalar que no tiene toda la documentación necesaria para concertar soluciones con el resto de administraciones implicadas, y en la práctica solo se está utilizando como punto de partida de un largo proceso de participación al que todos estamos invitados, aunque solo sea para ver si a base de sumar brazos somos capaces de que algo se mueva.
Naturalmente, cualquier iniciativa que fomente el debate sobre la ciudad debe ser bien recibida. Este artículo se redacta precisamente con esta misma intención. El problema es que, si era eso lo que se pretendía, el documento expuesto al público tampoco tiene ni el contenido ni el formato necesarios para iniciar un debate. Se aleja mucho de un libro blanco. La información es confusa, difícil de leer y no está actualizada, no se ofrecen alternativas para debatir, sino respuestas a un guión propias de una tramitación administrativa, y ni siquiera está muy claro el contenido de la propuesta municipal, más allá del consabido reparto de suelos urbanizables entre los propietarios en liza.
Visto desde fuera, da la impresión de que se estaba intentando redactar un Avance formal para iniciar la tramitación ambiental y la concertación administrativa, pero que por algún motivo, antes de completar la documentación se ha decidido retrasar la tramitación formal y aprovechar el trabajo realizado para un propósito que no estaba inicialmente previsto: consultar a la ciudadanía antes de elaborar un documento tramitable. Un propósito muy loable que nos ha pillado por sorpresa, porque no estamos acostumbrados a que los ayuntamientos pregunten a los ciudadanos antes de tomar decisiones urbanísticas de calado, y menos aún a que una vez recibidas nuestras respuestas, actúen en consecuencia.
Se podrían escribir muchos artículos sobre los motivos que podrían haber llevado al Ayuntamiento a iniciar un proceso de consulta de seis meses después de mas de 24 años persiguiendo un POM que nunca acaba de cuajar, pero no voy a especular sobre este tema y me quedaré con el más simple: que desea realmente conocer nuestra opinión, así que daré la mía: Tal como está planteado, este Avance es el último capítulo de un POM imposible.
El análisis del PGMOU de 1986
Todas las historias tienen un principio, aunque parezcan eternas, y podemos decir que la del POM imposible comienza en 1998, nada más estrenarse la ley del suelo regional, cuando el Ayuntamiento de Toledo, consciente de que el Plan de 1986 estaba agotado, encargó un trabajo titulado “Estudio de Análisis del P.G.M.O.U. de Toledo. Propuestas para su Revisión”. Acabo de releer sus conclusiones y la mayor parte de ellas siguen siendo válidas hoy en día, aunque por algún motivo que entonces no pude entender, este trabajo nunca salió del cajón. Muy pocas personas lo leyeron, y nunca más se supo.
Lo entendería más tarde cuando conocí las primeras versiones del POM de 2007: A pesar del título del encargo, lo que se quería en 1998 no eran propuestas, sino justificaciones, y con las conclusiones de aquel estudio era imposible justificar el POM que algunos ya tenían en mente y acabaría tramitándose poco después.
Como todos sabemos, el POM-2007 fue una especie de zombi que estuvo dando tumbos durante más de diez años sin que nadie supiera si estaba vivo o muerto, hasta que fue definitivamente enterrado por la Orden 40/2018 de la Consejería de Fomento después de un largo proceso judicial. Los tribunales dijeron que nunca había llegado a existir, aunque se hicieron muchas cosas y se movió mucho dinero en su nombre. En cualquier caso, más allá de las razones jurídicas, es posible que los tribunales nos hicieran un favor negando su existencia.
Muy pocos lloraron en este entierro, porque la crisis económica ya se había encargado de aclarar cualquier duda sobre la viabilidad de los planes urbanísticos basados exclusivamente en el crecimiento y la ocupación sistemática a gran escala de nuevos territorios, que era lo que proponía el POM-2007. Lo que ha quedado en toda España del inmenso casino inmobiliario abierto durante aquellos años han sido cientos de miles de hectáreas quemadas por urbanizaciones ruinosas, quiebras, fraudes, deudas y bancos rescatados, pero pocos problemas resueltos.
La vieja política urbanística
La crisis económica y la posterior anulación del POM-2007 podía haberse aprovechado para cambiar la orientación de la política urbanística municipal sin necesidad de entonar un mea culpa. Habría sido un buen momento para reconocer que la vieja política urbanística había dejado de ser viable (en realidad, nunca lo fue), que había que prestar menos atención al crecimiento y centrase en la solución de los problemas de la ciudad existente, que es lo que realmente preocupa a los ciudadanos, pero al parecer, darse de bruces contra la realidad no es suficiente para cambiar las ideas y las actitudes. Sería necesario volver a nacer.
El Ayuntamiento de Toledo era consciente de los problemas del POM-2007, al menos desde la Sentencia del Tribunal Supremo de 27-02-2014, o incluso desde unos años antes, cuando se paralizó la redacción del Texto Refundido que se empezó a redactar en 2010 para no perder más tiempo intentando vestir a un muerto. También debemos suponer que ya era consciente de las dificultades, no se sabe si técnicas, jurídicas, económicas o políticas, para tramitar un nuevo POM, porque más allá de las promesas y anuncios en los medios de comunicación, se avanzó muy poco durante estos años. Primero había que agotar un largo proceso judicial que se sabía perdido de antemano, después vino la pandemia. El último capítulo es un Avance un tanto forzado que sigue abundando en una estrategia que ya no tiene ningún recorrido y se ha redactado con poca convicción, como si el propio Ayuntamiento no estuviera muy seguro de lo que dice. Cualquier cosa menos cambiar de actitud.
Seguimos sin saber si las dificultades son técnicas, jurídicas, económicas, políticas o de otra índole, pero me temo que estamos ante un nuevo capítulo de un POM imposible.
Lo que es complicado no es tramitar un POM, sino el tipo de POM que quiere tramitar el Ayuntamiento, centrado en el crecimiento, la ocupación de nuevos territorios y la amortización de las hipotecas surgidas alrededor del POM anterior a base de abrir nuevas hipotecas. Un POM diseñado para resolver los problemas que conocemos en lugar de crear otros nuevos no tendría dificultades para ser tramitado, la dificultad está en el cambio de mentalidad necesario para abordarlo.
Artículo de opinión del arquitecto Tomás Marín Rubio