El 11 de abril se publicó el artículo “La desastrosa política de vivienda de la Junta”, en él se hacía referencia a las diferentes problemáticas de la vivienda en el Polígono. Dentro de este artículo, entre otras cosas se expresaba: “La administración de las viviendas de alquiler, si se le puede llamar administración, es calamitosa, pura desidia. Cuando se tomó la decisión de derribar las 48, el entonces alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, sentenció con toda pomposidad que nunca más volvería a permitirse un gueto”.
También desde hace tiempo se me reprochó decir que las 148 viviendas de Yedra serían otras 48 por la forma en que se estaban administrando. Hubo quien dijo que eran expresiones alarmistas y exageradas y los problemas que afluían no respondían a la realidad ni era conveniente la comparación. Durante demasiado tiempo se han ido enmascarando los problemas, dejando pasar, mirando para otro sitio y es así como se ha podido llegar hasta aquí.
El día 13 de agosto saltaba en los medios locales y nacionales que en las viviendas de Yedra se descubría una vivienda donde se ejercía explotación laboral y tráfico con personas como parte de una red criminal. En algunas de las crónicas se decía que nadie podía imaginar que una organización criminal presuntamente dedicada al tráfico ilícito de emigrantes pudiera estar en Toledo.
Para mí, sorpresa ninguna, nueva alarma ninguna. Aquí “con lo de dejar pasar” ocurre de todo y más. Si todo quedase en este nuevo descubrimiento la situación sería suave y puntual, pero dentro de esta comunidad, en estas viviendas, la droga prolifera, y también ha sido visibilizado por otras personas el ejercicio de prostitución organizado.
Lo verdaderamente sorprendente es que se hayan tenido cerradas unas treinta viviendas, cerradas sin control alguno, justificado como viviendas para casos de emergencia, lo que ha fomentado todas estas situaciones.
Para que todo lector y vecino sepa, esta comunidad de 148 viviendas aparte del aparcamiento hoy bloqueado, tiene una sola entrada, con un habitáculo especie de control o consejería, eso es una ayuda para control, pero aquí no se ha ejercido un control que evitase la caótica y alarmante situación a la que se ha llegado. Donde sí existe vigilancia con guarda de seguridad durante doce años a veinticuatro horas es en las viviendas de la calle Río Guadalmena con Río Guadalimar, frente de los servicios centrales del SESCAM. Aquí no se ha ocupado una sola vivienda, pero debe ser más importante esto que proteger a las personas de la calle Yedra que son sometidas a vejaciones constantes.
El jueves 4 de enero de 2018, ya ha llovido, se publicaba en prensa local un reportaje con el título ‘El Tajo’ exige a la Junta no se desentienda del día a día de las viviendas sociales. Pero por extraña casualidad, el 9 de marzo (tres meses después) se celebra una reunión de la Mesa de vivienda del Polígono para compartir experiencia en materia de vivienda, analizar buenas prácticas de vivienda, y diagnóstico compartido de la vivienda en el Polígono, donde asisten nueve asociaciones, pero no es convocada la Asociación de Vecinos… Al final Intermediación pide que también en las próximas se le invite.
Pero anteriormente, el 14 de abril de 2013, se publicaba otro artículo, “El Tajo traslada a la Junta los problemas de las viviendas sociales”, que entre otras muchas cosas decía, el entonces presidente vecinal, Emiliano García, denuncia que el abandono al que se han dejado estos inmuebles lleva a un enquistamiento de los problemas, como ocurrió con las 48 Viviendas Sociales.
Nada puede llegar a hacer más inhábil un programa que la falta de sensibilidad al sufrimiento, la vejación, las amenazas y el miedo, o la violencia, y esto puede ocurrir por acción u omisión, ya sea intencionado o no. Esto es por lo que están pasando algunas familias incluidos niños y niñas dentro de las 148. A estas alturas decir que ciertos espacios en el barrio se están convirtiendo progresivamente en guetos es una obviedad, que parece querer ignorarse, pues no lo vemos en la agenda política de los problemas a resolver.
Es un problema serio, grave, pero con soluciones, soluciones que se les expusieron a los responsables y en algún foro de vivienda, pero que nunca se pusieron en marcha y que cada día que pasa se complica más. Pero lo más dramático de esto es que hay personas que sufren toda la situación y si no huyen es porque no tienen recursos para hacerlo. Basta ya de mirar para otra parte. Si se ha llegado a esta situación es por una administración caótica de estas viviendas. Y avisos han tenido y propuestas para un modo de administración racional también, pero lo único que han hecho es realizar el estudio del estudio y nuevo estudio de la situación sin poner remedio pues el problema todos lo sabíamos. ¿Hasta cuándo seguiremos así? O esperamos a que surja algún problema irreparable, para hacer después un comunicado y las lamentaciones correspondientes.
Emiliano García García ha sido presidente de la Asociación de Vecinos “El Tajo” del Barrio del Polígono