Son muchas las exposiciones que se han montado en los últimos años en las salas de exposiciones temporales del Museo de Santa Cruz: de fotografía sobre 'El alma de Cervantes'; con obras de Luis Pablo Gómez Vidales o de Antonio Crespo Foix; bajo el título del 'Arte de Saber Ver. Cossío, La Institución Libre de Enseñanza y El Greco'; y, las menos veces con obras propias como la montada con piezas de Marian Kratochwil o 'La Navidad en el Museo', organizadas por la Asociación Museo de Santa Cruz ¡Vivo!.
También en las magnas salas del crucero inferior o el superior del Museo se ofrecieron muestras como la de 'Cervantes, soldado y poeta', 'Sangrar la Luz' de Roberto Llamas, la antológica con obra de Francisco Rojas, la colectiva titulada 'Cielo y tierra', el montaje realizado con improvisaciones de Pedro Almodóvar y Jorge Galindo o la titulada 'Factum', montada con fondos artísticos de la Fundación CCM, o, finalmente la actual, que bajo el título 'Alfonso X el Sabio: el legado de un rey precursor' podemos visitar en el crucero superior.
Vienen estas relaciones a cuento por la necesidad de realizar una narración coherente con lo que son los fondos museográficos del museo provincial y de la creación artística realizada en su ámbito geográfico, priorizándolas sobre aquellas otras exposiciones o montajes que pudieran tener relación con ámbitos más amplios, ya fuesen regionales, nacionales o internacionales. Y, sobre todo, evitando esas otras que se deben a decisiones ajenas a la gestión del Museo y fuera por tanto del Plan Director del Museo de Santa Cruz de Toledo y sus museos filiales.
Exposiciones cuyo contenido tienen mayor o menor fortuna pero que, a falta de espacios apropiados o de en un Centro de Arte Contemporáneo de la Región -que curiosamente tiene varios que llevan ese nombre-, se realizan dentro de sus muros interrumpiendo así un discurso museográfico propio. Por ello, añoramos las exposiciones que en otro momento se hicieron en el museo sobre Ricardo Arredondo, Enrique Vera, Juan Correa de Vivar o aquellas otras de autores actuales que suplen la ausencia de la colección de arte contemporáneo que se exponía en el que todavía es, sobre el papel, el Museo de Arte Contemporáneo de Toledo.
Actualmente llenan las salas de exposiciones temporales de la planta baja (la superior está ocupada por la Colección Carranza mientras que el crucero superior se utiliza también como sala de exposiciones temporales con la magna exposición sobre el rey Alfonso X el Sabio) la dedicada al magnífico pintor Juan de Borgoña, identificado con nuestra ciudad y autor clave en el devenir de la historia del arte en nuestro país. Ha primado el empeño de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte en dar a conocer el proceso de restauración de las piezas “descubiertas” en el retablo mayor de la iglesia de la Santísima Trinidad del municipio albaceteño de Alcaraz. Iniciativa loable, por cuanto es uno de los fines que cualquier intervención sobre una obra de arte se alcanza: el difundir la inversión realizada y los objetivos obtenidos. Más si cabe en este caso al tratarse de un “descubrimiento” excepcional que se ha realizado al quitar la capa pictórica que las cubría. Para completar la muestra se ha recurrido a préstamos cercanos del Museo Diocesano de Cuenca o de las colecciones expuestas en la catedral toledana.
Pero se ha producido una saturación expositiva para el visitante con tres discursos expositivos excepcionales: la colección permanente, la dedicada a Alfonso X el Sabio y la que nos ocupa. Dada la importancia de este pintor, se podría haber aprovechado otro momento para hacer una muestra con la mayor obra posible traída desde Dallas, Madrid u otros museos nacionales, y un recorrido por la ciudad que nos mostrara su biografía artística, con las magníficas pinturas murales de la catedral, resaltando así el “momento artístico” donde el pintor borgoñón, identificado con Toledo, fijase la atención de los amantes de la historia del arte. Por último se lograría con la celebración de un simposio o la publicación de un catálogo comentado una actualización de sobre su vida, su obra y su técnica pictórica y escultórica.
No es el único caso, figuras de la talla de Francisco de Comontes, Luis Tristán, Pedro y Alonso de Berruguete, Sánchez Cotán, Pedro Orrente, Pedro Machuca…, por no hablar de escultores, arquitectos, ingenieros etc. merecen exposiciones monográficas. En 1925 se celebrará el centenario de la muerte de Vicente Cutanda, uno de los más señalados pintores del realismo social en España ¿nos servirá para rescatarlo del olvido?