Siempre recordaré el día en el que me atreví a dar el paso y llegué a la Asociación, tendría unos 25 años, ya hacía algunos años desde que pasé por la peor época de mi vida, llegué asustada, aún no era capaz de ponerle nombre a todo lo que viví durante cuatro años, en plena adolescencia, así se forjó mi personalidad, llena de miedos e inseguridades.
Cuando entré por la puerta vi a dos mujeres, una era Carmen. Recuerdo que me hicieron un cuestionario, sí hubiese sido un examen habría aprobado con matrícula de honor, Carmen no dejaba de cogerme la mano y acariciarme, sentí que alguien me entendía y que me iban a ayudar y así ha sido.
Escribo estas líneas con el estómago encogido al recordar cómo me sujetabas la mano y cómo me mirabas, con ese brillo tan bonito, tan dulce, lleno de bondad que me hacía sentir un poco mejor y que me dio fuerzas para seguir luchando.
Gracias por decirme te quiero tantas veces. Yo a ti también. Siempre estarás conmigo.
OBP