Ilustres lectoras, ilustres lectores,
Sufro este viernes de una mezcla de falta de inspiración para escribir y una ira que me nubla la vista y me hace ver todo en rojo. Las estadísticas que consulto en la página web feminicidio.net me provocan un temblor de manos que me resulta difícil controlar.
Simplemente que exista el concepto de feminicidio ya habla de una violencia estructural repugnante en nuestra sociedad y, sin embargo, ahí está. Feminicidio.net contabiliza un total de 68 mujeres asesinadas este año, que aún no acaba, aunque “solo” 28 son considerados ‘oficiales’, según rige en la normativa vigente del Estado español.
Y mientras este drama se repite día tras día, las cosas siguen funcionando. Cabe preguntarse en qué momento hemos llegado a este estado de enfriamiento social para aún no reaccionar ante la evidencia más desgarradora: que hay mujeres asesinadas día sí y día también por el hecho de ser mujeres.
De forma figurada miro al ayuntamiento de nuestra ciudad. Vuelvo a pensar en las razones que hicieron que se eliminara la Concejalía de Igualdad. ¿Cuáles eran? No las recuerdo. Pero sí me pongo en el papel de una mujer en peligro -vistas las estadísticas, la empatía no es difícil- y pienso en lo difícil que es actuar sin esa bandera.
El Convenio de Estambul es excelente, desde luego. Pero, ¿y si tu propio ayuntamiento no te ofrece un lugar específico? ¿Si ya tienen que entrar a bucear en las entrañas de concejalías de nombres tan generales? ¿Cómo pedirán ayuda las mujeres en peligro?
Aprovechamos de recordar los teléfonos disponibles para ello: 016 y 900 100 114. Ambos son anónimos y están disponibles 24 horas al día, no dejan rastro en la factura telefónica y ofrecen ayuda especializada para quien la necesite.
Si te sientes en peligro, por favor actúa, porque te queremos viva.