La noticia de que la localidad albaceteña de La Roda cambiará el nombre del CEIP José Antonio -homenaje al dictador Primo de Rivera- por el Purificación Escribano López, en honor a una profesora e investigadora, ha puesto sobre la mesa los vestigios del incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica en los centros docentes de Castilla-La Mancha.
En la actualidad, 12 centros de Infantil y Primaria castellanomanchegos mantienen nombres relacionados con la dictadura de Francisco Franco que tuvieron un papel destacado en la guerra civil española o en la represión política.
La mayoría de ellos (8) están en la provincia de Toledo. Es el caso de CEIP ‘Silvano Cirujano’ de Almorox y El Romeral. O el del CEIP ‘Conde de Mayalde’ en Añover de Tajo, el CEIP ‘Tomás Romojaro’ de Fuensalida, el CEIP ‘Juan Aguado’ en La Torre de Esteban Hambrán y el CEIP ‘Blas Tello’ de Navalcán.
Ya en la capital provincial se mantienen el CEIP ‘Ángel del Alcázar’ y el ‘Jaime de Foxá’. En esta provincia también existía un centro dedicado a Rafael García-Valiño en Yepes, cuyo nombre fue cambiado por el de ‘Juan de Yepes’.
En Ciudad Real se trata de los CEIP ‘José María del Moral’. Dos colegios tienen esta denominación y se encuentran en Ballesteros de Calatrava y en Tomelloso. Además, en esta última localidad, hasta el año 2017 había un segundo centro llamado CEIP ‘José Antonio’ que pasó a denominarse ‘Maternidad’ coincidiendo con su centenario.
Además, en la provincia de Guadalajara, dos centros de Infantil y Primaria mantienen nombres que vulneran la Ley de Memoria Histórica. Se trata del CEIP ‘Pedro Sanz Vázquez’ en la capital y del CEIP Romualdo de Toledo en la localidad de Jadraque.
En la pasada legislatura, la Consejería de Educación, Cultura y Deportes se planteó la necesidad de aplicar la Ley de Memoria Histórica a los centros educativos. De hecho, esta ley avala que los gobiernos autonómicos puedan iniciar el proceso para modificar sus nombres, aunque lo habitual es que la petición se realice a través de los consejos escolares.
Los centros a los que se refiere la iniciativa llevan asociados el nombre del líder de la Falange, José Antonio Primo de Rivera o bien exaltan los nombres de personas que o participaron activamente en el levantamiento militar contra el Gobierno de la II República, o en la guerra civil o formaron parte activa del aparato político y administrativo del Régimen del general Franco.
¿Por qué sus nombres vulneran la Ley de Memoria?
Dos centros de la provincia de Ciudad Real llevan el nombre de José María del Moral (Pamplona, 1917-Madrid, 2014). Con licenciatura en Derecho, Ciencias Políticas y Ciencias Económicas, se doctoró en Filosofía y Letras y era considerado un “burócrata adaptable” que ocupó diversos cargos durante la dictadura franquista. Entre 1947 y 1951 fue jefe nacional del Sindicato Español Universitario (SEU).
Posteriormente ejerció como gobernador civil en Ciudad Real y Guipúzcoa, fue delegado nacional de Prensa, Propaganda y Radio del Movimiento y rector de la Universidad Laboral de Alcalá de Henares. También fue procurador en las Cortes franquistas y miembro del Consejo Nacional del Movimiento.
En cuanto a Pedro Sanz Vázquez, que da nombre a un colegio en Guadalajara, este madrileño de origen y médico de profesión, fue alcalde de la ciudad. Primero durante unos meses en 1939 y luego entre 1951 y 1963. Es conocido por poner en marcha el desarrollo residencial e industrial de la ciudad y siempre se ha destacado en la prensa local su “sensibilidad” hacia los “más pobres” al impulsar la construcción de viviendas en la ciudad para personas sin recursos.
Hoy, algunas de estas viviendas son noticia por la polémica surgida en torno a la dudosa gestión, desde la época franquista, por parte de una sociedad católica.
Durante la guerra, y con una Guadalajara en zona 'roja', se afilió al sindicato UGT, aunque, como otros, lo hizo por miedo u obligación según consta en una declaración que conserva el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. Otra de sus facetas menos conocidas: su pertenencia a la llamada 'Quinta Columna' formada por quienes, sin ser militares, trabajaban de forma clandestina para el bando franquista.
Romualdo de Toledo ( Molina de Aragón, Guadalajara, 1895- Madrid, 1974) da nombre a un centro en Jadraque (Guadalajara). Fue quien estableció, entre otras medidas, la obligatoriedad de colocar el crucifijo en los centros escolares desde su puesto de director general de Enseñanza Primaria.
Figura en la lista de los veintidós juristas que, designados por el Ministerio de Gobernación franquista, elaboraron el “dictamen sobre la ilegitimidad de los poderes actuantes el 18 de julio de 1936”, un documento publicado el 21 de diciembre de 1938 y que pretendía justificar la sublevación militar que provocó la guerra civil española. Fue concejal del Ayuntamiento de Madrid y consejero de la Agencia EFE desde su fundación en 1939.
Silvano Cirujano (El Romeral, Toledo, 1881- Toledo, 1939) da nombre a dos colegios en la provincia toledana. Es conocido por refugiarse en el Alcázar de Toledo cuando en julio de 1936 se produjo el fracaso del golpe militar en esta ciudad. Era militar y participó activamente junto a sus tres hijos en la defensa de la fortaleza por lo que fue condecorado y nombrado gobernador civil de Toledo.
Fue amigo personal de José María Finat y Escrivá de Romaní (Madrid, 1904-Madrid, 1995), conocido como conde de Mayalde, el nombre que lleva el colegio de Añover de Tajo (Toledo).
Este aristócrata, abogado, militar y político español fue hombre de confianza tanto de Franco como de Ramón Serrano Suñer. Por eso ocupó cargos como el de director general de Seguridad (1939-1941), fue embajador de España en la Alemania nazi (1941-1942), gobernador civil de la provincia de Madrid (1939-1940), y posteriormente fue alcalde de Madrid, entre 1952 y 1965. Llegó a colaborar con la Gestapo.
En Fuensalida (Toledo) el colegio lleva el nombre de Tomás Romojaro Sánchez (Santander, 1907-Madrid, 1980). En 1939 fue nombrado jefe provincial del Movimiento de Toledo. Tras la instauración de la dictadura franquista fue gobernador civil en Santander, Valladolid y Zaragoza. También fue ministro del Tribunal de Cuentas del régimen franquista.
En La Torre de Esteban Hambrán, el colegio lleva el nombre de Juan Aguado, jefe de la Falange en esta localidad, y jefe de la sublevación militar tal y como acredita un informe de la Guardia Civil de Méntrida de 1942.
Blas Tello (Manzanares, Ciudad Real, 1908- Ciudad Real, 1984) da nombre al colegio toledano de Navalcán. Era magistrado y destacado político en varias etapas del régimen franquista a quien Ciudad Real otorgó la medalla de oro de la provincia.
Fue consejero nacional del Movimiento por representación provincial a lo largo de dos períodos legislativos, gobernador civil de la provincia de Toledo, subsecretario del Ministerio de la Vivienda, director general de Política Interior y delegado general y después presidente del extinguido Instituto Nacional de Previsión.
En Toledo, hay un colegio llamado ‘Ángel del Alcázar’, dedicado a la figura de Antonio Rivera Ramírez que se tornaría en un símbolo de la lucha y resistencia de los sublevados que se refugiaron en el Alcázar de Toledo entre julio a septiembre de 1936. Allí murió por las heridas recibidas. Según la Fundación Francisco Franco es un personaje “ejemplar para la juventud” considerado santo, que según Blas Piñar “dio la vida por Dios y por España”.
O Jaime de Foxá y Torroba (Madrid, 1913-Toledo, 1976) ingeniero de montes, escritor, deportista y político español, gobernador civil de Toledo entre 1972 y 1976 y procurador en las Cortes franquistas. Miembro de Falange Española tras la guerra civil, desempeñó el cargo de jefe provincial en Madrid de FET y de las JONS, además de teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid y diputado de la Diputación Provincial de Madrid
Hermano del poeta Agustín de Foxá, también se dedicó a la literatura y publicó algunos libros. Fue presidente de la Federación Española de Caza, subdirector del Instituto Forestal de Investigación y Experiencia y representante de España en la FAO además de amigo y valedor del divulgador Félix Rodríguez de la Fuente.
De Rafael García-Valiño (Toledo, 1898 - Madrid, 1972) que daba nombre al colegio de Yepes (Toledo) se sabe que fue un militar español que tuvo un papel relevante durante la Guerra Civil y, posteriormente, durante la Dictadura franquista. Combatiente veterano de la Guerra del Rif, durante el transcurso de la guerra civil intervino en algunas de las principales batallas, tomando parte en las campañas de Guipúzcoa, Vizcaya, Teruel, Aragón, Levante, Ebro o Cataluña. Al final de la contienda ostentaba el rango de general.
En sus últimos años desempeñó el cargo de vicepresidente del Consejo del Grupo Sofico, un holding de empresas españolas cuya quiebra en 1974 constituyó uno de los grandes escándalos de corrupción del franquismo.
Nombres de la guerra civil que no vulneran la ley
Además de los citados centros, existen otros cuyos nombres están relacionados con la contienda civil que tuvo lugar en España entre 1936 y 1939 y que, sin embargo, no tienen atribuido un significado de represión o de exaltación política.
En este grupo se encuentra el CEIP ‘Carlos Eraña’ de Ciudad Real, el CEIP ‘Guillermo Plaza’ de Yuncos (Toledo) o el CEIP ‘Miguel Gónzález Calero’ de Puebla del Príncipe (Ciudad Real). Estos nombres corresponden a personas que fueron consideradas mártires de la guerra civil.
También se descartaría, en el mismo sentido, el CEIP ‘Isidro Almazán’ de Guadalajara dedicado a un maestro católico asesinado en 1936. Algo similar a lo de los CEIP ‘Rufino Blanco’ en Guadalajara y en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), que llevan el nombre de un profesor de la normal superior de Madrid, que formó parte de movimientos católicos y que también fue asesinado en 1936.