El conjunto de murallas de Toledo, catalogado como Bien de Interés Cultural, constituye un elemento fundamental en el génesis y desarrollo de esta ciudad declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1986. No obstante, ya en el año 1921 ya fueron declaradas monumento nacional, junto a las torres, puertas y puentes de Toledo.
En ellas se atesoran elementos islámicos, visigodos, incluso romanos. Suponen un "emblema" del patrimonio español, como ha destacado el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que este lunes ha realizado una visita a la infraestructura para anunciar que se llevará a cabo una nueva rehabilitación en cinco tramos por un total de 1,2 millones de euros durante, al menos, 18 meses.
Desde la posguerra civil se han realizado numerosas restauraciones de un monumento complejo que ha marcado el origen de la ciudad. El recinto está dividido en seis sectores, que enmarcan un Casco Histórico de inigualable importancia y conservación en Europa.
Las murallas muestran una serie de elementos, propios de las construcciones defensivas, como varias torres y puertas que se pueden disfrutar en un paseo toledano; además de los puentes y pequeños reductos fortificados del entorno. Este trazado coincide con el esquema hispano-musulmán que se daba en las alcazabas, las medinas y los arrabales, cada uno de ellos con sus respectivos recintos.
Para la construcción de las murallas se ha utilizado el aparejo islámico con sillares graníticos de varias dimensiones, procedentes de construcciones anteriores, que se sitúan en épocas romanas y visigoda, así como otros elementos que surgen a partir de reparaciones anteriores. Los lienzos están formados por doble paramento, rellenos de otras piezas de diferente tamaño trabados con argamasa de cal y arena. Las torres tienen planta cuadrada o rectangular.
En las murallas se pueden encontrar también corachas, qawraya en árabe. Se trata de estructuras defensivas adelantadas, cuya función primordial, además de la propia defensa, era el abastecimiento de agua a la ciudad, procedente del Tajo.
Los trabajos que se realizarán a partir de 2025
En esta ocasión, los trabajos se centrarán en la parte sur de la muralla, en concreto en la llamada 'Torre del Pozo', en la calle Carreras de San Sebastián y en la calle Tahona, en concreto, en la llamada 'Torre del Hierro'. También se realizarán intervenciones en las inmediaciones del Puente de San Martín, otro símbolo turístico de la ciudad, y en la Puerta del Sol, una de las más importantes y mejor conservadas de la ciudad. Esta actuación está enmarcada en el Plan Director de las murallas de Toledo, que está vigente desde el año 2012.
El arqueólogo Ildefonso Enríquez explica, en declaraciones a elDiario.es Castilla-La Mancha, que en el caso de la 'Torre del Pozo', que también se llama 'Torre de Alfarach', que fue incluida en 2019 en la Lista Roja del Patrimonio por su "total abandono", el trabajo se centrará en la retirada de escombros "modernos" que se han acumulado en las proximidades de la torre, cuyo origen sitúa entre los siglos XV y XVI, como según la documentación con la que cuenta el equipo del Ministerio de Cultura. "La mejor forma de mantener el patrimonio, es que la gente conozca el que es suyo", recalca el profesional, que es parte del equipo técnico que participará en la rehabilitación.
En concreto en el caso de la 'Torre del Pozo', se trata de ayudar a despejar un elemento periurbano de la ciudad, que debe ser estudiado para estudiar y concluir exactamente a qué época corresponde, cómo está conectado con la muralla, o si, de hecho, lo está del todo. Para ello trabajarán en el intradós, donde se sitúan las cargas de tierra. "Con una simple investigación arqueológica, ya puedes hacer que la gente sienta apego y que mañana existe más conectividad con estos monumentos", recalca el profesional.
Los trabajos que se llevarán a cabo ahora serán la restauración, consolidación y resolución de patologías puntuales para recuperar así la seguridad de uso del espacio adyacente en la muralla, en la que se han encontrado problemas como humedades, según apuntó Urtasun. También se trabajará en reforzar la estabilidad estructural del monumento, luchando contra las distintas causas de degradación y deterioro que sufre.
En la Puerta de Bisagra, símbolo de entrada de la ciudad, se está realizando también una monitorización para realizar un estudio sobre las posibles necesidades del monumento, cuyo aspecto natural data del siglo XVI.
La última intervención, en 2021, permitió descubrir una muralla Omeya
El personal técnico del Ministerio ha señalado que efectivamente esta rehabilitación que se plantea será una de las más importantes de las últimas décadas, al menos en lo que respecta a la cuantía económica.
El Ministerio de Cultura, en el marco del Plan Nacional de Arquitectura Defensiva, ha intervenido en la conservación de este importante monumento en varias ocasiones, las dos últimas en los años 2018 y 2021, centradas en la Puerta del Cambrón y en el tramo de la muralla situado en el paseo de Cabestreros, respectivamente.
En la de la Puerta del Cambrón cabe recordar que el Ministerio, que invirtió unos 200.000 euros en su restauración, contaba con informes que aconsejaban restringir definitivamente el tráfico rodado por la misma para evitar daños al monumento. Finalmente, solo se limitó prohibiendo el paso a grandes autobuses y, posteriormente con una reordenación del tráfico en el entorno que se anuló con el cambio de gobierno en Toledo.
La última intervención, la de 2021, se basó en obras de emergencia para la consolidación parcial de las murallas de Toledo. En total, se invirtieron 327.601,95 euros en una actuación que permitió redescubrir tres torres y una muralla del califa Abderramán III en Toledo.
Anteriormente a las actuaciones mencionadas, la intervención que supuso una mayor inversión para el Estado se basó en el Plan Coordinador para la Restauración de las Murallas de Toledo, que fue auspiciado por el Ayuntamiento de Toledo, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Fundación Caja Madrid a partir de 1995.