Toledo, como toda España, está de luto. Durante diez días, tal y como ha decretado el Consejo de Ministros, nuestras banderas ondearán a media asta en señal de respeto, reconocimiento, recuerdo y dolor hacia cuantas personas han fallecido a consecuencia de la COVID-19. Este periodo de duelo que hoy comienza, debe ser un tiempo en que aparquemos discrepancias sobre esta pandemia, para unirnos en un silencioso abrazo en torno a los miles de ciudadanos que no han podido superar el contagio del virus, mostrando, también, nuestra solidaridad hacia sus familiares, amigos y compañeros.
Cuando mediado el mes de marzo fue declarada la pandemia, y con ella el estado de alarma, intuíamos que se avecinaban tiempos muy duros y difíciles, pero jamás podríamos imaginar que iban a serlo tanto. Estamos ya en un momento en que poco a poco intentamos recuperar la normalidad. Va a ser complicado. Es un largo y tortuoso camino que se nos antoja muy cuesta arriba. Debemos hacerlo con decisión, unidad y sólidos propósitos de superación, pero no podemos olvidarnos, nunca, de cuantos hombres y mujeres no podrán acompañarnos a alcanzar la meta deseada.
Durante estos larguísimos meses, hemos seguido con atención las comparecencia de responsables sanitarios en las que se comunicaba a toda la sociedad la evolución diaria en el número de contagiados, hospitalizados y fallecidos. Toda comunicación estadística conlleva siempre la frialdad de unas cifras que van sumándose, haciendo subir o bajar impersonales porcentajes. Pero todos sabemos que semejantes tablas son mucho más que eso. Son compatriotas que tienen nombres y apellidos. Son abuelos, padres, madres, hermanos, maridos, esposas, hijos,… Miles de historias, proyectos personales, carreras profesionales y armónicas convivencias familiares han quedado rotas de manera abrupta. Toda pérdida humana conlleva un irreparable desgarro. Las circunstancias en que se han producido estos fallecimientos han sido dramáticas, sufriendo, por razones de seguridad sanitaria, unas condiciones en sus duelos y enterramientos que han añadido mayor dolor a sus deudos. Va a ser muy difícil poder consolarles por las pérdidas tenidas y el desgarro emocional que las mismas han implicado.
La declaración de duelo oficial es la forma con que todos los españoles nos sumamos a su pesar. En la balconada de nuestras Casas Consistoriales las banderas de Toledo, Castilla-La Mancha, España y Unión Europea permanecerán durante diez días a media asta. La imagen se repite en los edificios públicos y de diferentes entidades de la ciudad. Es una forma respetuosa, silenciosa y emocionada de mostrar la unidad de todo un país en torno a cuantos en estos dos meses nos han dejado víctimas del coronavirus. El respeto que a todos ellos debemos, nos obliga a ser responsables durante este luto, para que nada, ni nadie, empañe el dolor colectivo de la nación española y nuestra firme convicción de conseguir superar esta pandemia juntos.
Además de estos días de luto, tal y como hace semanas manifesté a la Federación de Asociaciones de Vecinos “El Ciudadano”, es voluntad del Ayuntamiento de Toledo dedicar un espacio de nuestra capital en memoria de las víctimas de la COVID-19, así como homenaje y reconocimiento a todos aquellos que han estado, y están aún, en primera línea frente al virus. Durante estas semanas de confinamiento, los toledanos y toledanas hemos tenido un comportamiento ejemplar. Llegado el momento de este gran reconocimiento público, estoy convencida, de que continuaremos teniéndolo. Pero en tanto, ahora lo que toca es sumarnos a este duelo colectivo con respeto, serenidad y cercanía, expresando nuestro pésame a cuantas familias lloran hoy la pérdida de un ser querido.
Como alcaldesa, en nombre de mis compañeras y compañeros de la Corporación Municipal, traslado a todas ellas un sentido abrazo.
Milagros Tolón Jaime, alcaldesa de Toledo