Paseando en un mar de toallitas, a orillas del Tajo en Toledo, estos días se encontraba una especie de tortuga que habita en la ribera del río y que afecta de manera negativa a su biodiversidad. Se trata del galápago de Florida, un animal que comúnmente se ha usado como mascota y que en las últimas décadas se ha convertido en una de las especies exóticas invasoras (EEI) más extendidas en España.
"En nuestros ríos deberían estar especies como el galápago Leproso o el galápago Europeo y lo más frecuente es por desgracia encontrarnos con galápagos de florida, tanto de orejas rojas, como este ejemplar de orejas amarillas", explica a este medio Syra Díaz, técnica superior en Gestión de recursos naturales y educadora ambiental.
Díaz, quien representa también a ARBA Toledo, considera que el ejemplar que se observa en esta imagen, y que estos días se movía por el entorno de la ya conocida playa que se formó en el entorno de Tenerías, podría ser una hembra que haya ido a desovar -soltar sus huevos- a esta zona el río.
La presencia de esta especie es un problema endémico en muchos ríos. Si las divisamos, la actuación pertinente, explica Díaz, es cogerla y/o dar aviso al Servicio de Emergencias 112 o a los agentes medioambientales para que puedan intervenir.
Estas tortugas, que de adultas pueden pesar entre 3 ó 4 kilos y medir de 20 á 60 centímetros, según la subespecie, "hace que la biodiversidad se vea bastante afectada". "Son especies que compiten mucho más por territorio, alimentación o zonas de soleo, que son más oportunistas en cuanto a alimentación y mucho más agresivas de carácter frente a otras especies, como las autóctonas", subraya.
"Por desgracia, ellas no tienen la culpa de estar allí", añade Díaz, que apunta a "la irresponsabilidad" de las personas que tienen a este animal como mascota y, por distintos motivos, terminan introduciéndola en el medio natural, produciendo problemas a las especies autóctonas.
Tal y como recoge EFE Verde, la tortuga de Florida forma parte de la lista de cien EEI más dañinas del mundo elaborada por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza y su venta en España está prohibida desde 2013, tras su inclusión en el catálogo nacional de invasoras.