Muchas empresas, varios conventos y algunos particulares constituyen ya los cerca de 90 integrantes de la primera comunidad energética del Casco Histórico de Toledo. Es decir, un colectivo de personas físicas y jurídicas que se asocian para producir, consumir y gestionar su propia energía. No es la primera iniciativa de este tipo en una ciudad Patrimonio de la Humanidad, pero el proyecto sí es pionero por el hecho de que lo ha promovido el propio Ayuntamiento a través de la Oficina de Transformación Comunitaria (OTC) creada hace unos meses con los fondos europeos destinados a asesoramiento para el uso de energías limpias.
Que el autoconsumo llegue a la zona patrimonial de Toledo no ha sido un camino fácil. La protección de la UNESCO y las ordenanzas municipales derivadas impiden modificar la estética del Casco Histórico, es decir, su “visualidad”.
No se puede, por tanto, instalar placas solares en los tejados, y mucho menos una ubicación en altura como la que tiene el conjunto monumental toledano. Si eso sucediera, la vista de la ciudad, por ejemplo, desde las afueras del Valle, al otro lado del Tajo, sería básicamente un resplandor solar.
Actualmente, la normativa europea sobre comunidades energéticas está regulada en la Directiva de 2018 sobre las comunidades de energías renovables y la de 2019 sobre las comunidades ciudadanas de energía. No hay trasposición a las leyes españolas ni normativa reguladora estatal. La Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES) ha contabilizado más de 350 comunidades energéticas en España pero al haber indefinición jurídica, es posible que muchas estén sin identificar.
En el caso del Casco Histórico de Toledo, la iniciativa para conseguir el autoconsumo comenzó hace tiempo. La Oficina de Transformación Comunitaria (OTC) se promovió como proyecto en la anterior legislatura municipal del PSOE por parte la Empresa Municipal de Suelo y Vivienda (EMSV). Ahora, el concejal de Vivienda, José Manuel Velasco (del PP, que gobierna con Vox) ha decidido que sea una realidad y ha impulsado las reuniones de esta oficina con diferentes asociaciones del Casco Histórico. El resultado, la reciente constitución de la Asociación ‘Comunidad Energética Casco Histórico Ciudad de Toledo’.
De la muralla hacia fuera
La base de ‘autoconsumidores’ es un grupo de empresas y particulares. Pero la cuestión ahora es dónde instalar las placas para su suministro. La normativa impide que se ubiquen a más de dos kilómetros de distancia desde el lugar del consumo final de la energía y al mismo tiempo debe preservarse la estética de la ciudad. Es decir, en Toledo debe hacerse “extramuros”, de la muralla hacia fuera.
El concejal explica a elDiarioclm.es que los técnicos están estudiando varios emplazamientos dentro de ese radio: varias cubiertas de edificios que son propiedad del Ayuntamiento. “Hay que ver cuáles son mejores y dónde caben más placas. Primero se ofrecerá a la comunidad energética una sola cubierta como primera instalación, pero es posible que cuando empiece a funcionar, el proyecto se amplíe a otras cubiertas. Por eso estamos analizando varias”, detalla.
También precisa que la comunidad energética ha decidido que, de cada instalación, el 50 por ciento sea aprovechamiento para particulares y la otra mitad para negocios y empresas. Pero es una “aproximación”, porque las empresas necesitan más suministro y es posible que ese porcentaje varíe. Por ejemplo, en el caso de algunos conventos toledanos, su gasto eléctrico es muy elevado (hasta 20.000 euros al mes) debido a los hornos que utilizan para la preparación de dulces.
Desde la Oficina de Transformación Comunitaria están asesorando a la Asociación en cuanto al ahorro en la factura de la luz y el tiempo de amortización de la inversión por la instalación de las placas y la conexión a la red. En líneas generales, el ahorro puede incrementarse en un 40% y el plazo de amortización gira en torno a los tres años. “Aunque todo ello también depende de los hábitos de consumo, del gasto de cada uno y de muchos factores”, avisa Velasco.
Con todo ello, los técnicos consideran que el proyecto puede estar en funcionamiento en la primavera de 2025. Es decir, con la energía ya suministrada a la comunidad energética.
Miembros de la asociación ya han manifestado su satisfacción por esta iniciativa, pero también hay particulares que se han puesto en contacto con este periódico para manifestar su malestar por haberse inscrito ya en el portal y no haber recibido ninguna respuesta ni haberles convocado a ninguna reunión.
Algunos también quieren saber cómo se ha seleccionado a los técnicos de la comunidad. El concejal José Manuel Velasco afirma que todo el proceso es transparente y que se está respondiendo a todas inscripciones. Pero ante cualquier duda, remite a la Oficina de Transición Comunitaria.
A Vox le parece bien pese a que rechaza la Agenda 2030
Otro dato significativo es el hecho de que Vox, con su discurso negacionista del cambio climático y de la Agenda 2030, gobierne con el PP en el Ayuntamiento. El concejal del PP afirma que su socio no se ha mostrado en contra de la iniciativa. “Con independencia de que los fondos estén vinculados a la Agenda 2030, tampoco se trata de una cuestión de partidos políticos. Todo el mundo quiere que se le rebaje su factura de la luz, todo el mundo quiere consumir energías limpias si se lo facilitan. No puede ser de otra manera, es una buena noticia para todos”.
Y de cualquier forma, ¿es un revulsivo para la ciudad? “Lo es en cuanto al uso de las energías limpias, pero también por dejar claro que vivir en el Casco no es un castigo. Además, hasta ahora, el autoconsumo estaba visto como una cuestión individual de particulares, que está muy bien, pero demostramos que existe la posibilidad de hacerlo con empresas y en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad”.
La Unión Española Fotovoltaica (UNEF) también lo considera así. Paula Santos, directora de Autoconsumo y Comunidades Energéticas de esta asociación subraya que estos proyectos van a ser “los ecosistemas de la transición energética” porque en ellos se integran “todos los pilares necesarios”.
“Es fundamental que empiecen a participar actores no tradicionales del sector como la ciudadanía, los ayuntamientos y las pymes, que son las representantes de la economía local. Eso permite la transversalidad y además que haya beneficios y que estos se queden en el territorio. Eso supone el empoderamiento de la ciudadanía y de la comunidad local”, destaca.
La participación de empresas hace que no sea algo residual, sino un instrumento de la ciudadanía; es así como se empodera a la gente", Paula Santos — Unión Española Fotovoltaica
El hecho de que todavía no haya una normativa española de regulación crea una “indefinición jurídica” al respecto. Por eso la UNEF también considera vital que sean los ayuntamientos quienes apoyen la creación de comunidades energéticas, “porque conocen la realidad local y a qué actores hay que involucrar”. La Administración Local se convierte así en “un instrumento catalizador esencial” porque traslada la “sociología” de la ciudad.
Considera Paula Santos que también es destacable que la iniciativa toledana haya germinado en la OTC. “No tiene por qué ser así, pero ese acompañamiento es necesario y muy recomendable”. Como también destaca el hecho de que se hayan incorporado empresas y conventos: “Así se garantiza que no sea algo residual, sino un instrumento de la ciudadanía; es así como se empodera a la gente”.
Aunque la promoción del Ayuntamiento de Toledo para la iniciativa sí es pionera, esta ciudad no es la primera ‘Ciudad Patrimonio’ que cuenta con este tipo de proyectos. En Córdoba están en preparación tres microplantas solares gestionadas por tres cooperativas energéticas ciudadanas, que permitirán que unos 4.000 vecinos de la ciudad abaraten el precio que pagan por la factura de la luz.
En este caso, se trata de una iniciativa liderada por la Federación Andaluza de Cooperativas de Trabajo Asociado (FAECTA), que ha sido respaldada por el Ayuntamiento de Córdoba, cuyo alcalde, José María Bellido, aunque en este caso no la ha promovido ni ha cedido los espacios para su puesta en marcha.
Otros proyectos de ciudades patrimoniales en España, sin embargo, han resultado fallidos. Así sucedió en Segovia, donde se ha conseguido en la provincia mediante la asociación de municipios, pero no en la ciudad. Tampoco fue posible en San Cristóbal de la Laguna. En este último caso el Ayuntamiento llegó a iniciar los trabajos comunitarios por varios distritos pero finalmente el proyecto de descartó y se están buscando otros modelos alternativos.
En Toledo, el Ayuntamiento quiere ahora crear más comunidades de este tipo. Ha puesto el foco también en el Polígono Industrial, para que los negocios allí ubicados se puedan autoabastecer y está entre los objetivos de la OTC realizar acciones de sensibilización e información por todos los barrios de la ciudad.