"Dependencia del consumo de alguna sustancia o de la práctica de una actividad". Esta es la definición que da la Real Academia Española (RAE) sobre 'adicción', un término que, conforme evoluciona la sociedad, va incrementado un listado de elementos sobre los que las personas sentimos una necesidad impulsiva de consumir o de practicar. Comúnmente se relaciona con la dependencia del alcohol, el tabaco o drogas, sin embargo, en los últimos años se han establecido otro tipo de adicciones según las actividades cotidianas que realizamos y que, sin un control adecuado, pueden suponer una amenaza para nuestra salud física y/o mental.
Entre estas nuevas adicciones se encuentran el juego patológico, el uso compulsivo de las nuevas tecnologías (sobre todo del teléfono móvil) y el abuso de psicofármacos, tal y como se establece el Plan de Acción sobre Adicciones 2018-2020 del Ministerio de Sanidad. Incluso, la nueva clasificación de enfermedades que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye el trastorno por videojuegos (gaming disorder en inglés), que se refiere al uso de juegos digitales, ya sea mediante conexión a Internet o sin ella.
"Son un campo de nuevas patologías y una amenaza para la salud", según señala el doctor Lorenzo Armenteros, miembro del Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Las adicciones son siempre un tema de interés desde el punto de vista médico, no solo por lo que puede afectar a la salud de quien la padece, sino por su frecuencia y por las repercusiones que puede dar lugar sobre la familia, la sociedad o la salud pública.
“Epidemiológicamente, es un grave problema en sí mismo, por las comorbilidades, por el daño físico y mental, y por las múltiples consecuencias secundarias”, recalca Armenteros, quien profundizó acerca de estas adicciones en el Congreso Nacional de Medicina General y de Familia celebrado este año.
Adicciones sin substancia, el peligro de las casas de apuestas
Existe un incremento preocupante de las llamadas adicciones sin substancia entre los adolescentes y jóvenes, entre ellas la ludopatía, un trastorno reconocido por la OMS desde la década de los 90. El 6,4% de los jóvenes de entre 14 y 18 años jugaron dinero online en el último año, más del 13% hicieron apuestas presenciales y el 12,3 % de los adolescentes cumplen criterios de juego patológico, según estimaciones de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (DGPNSD).
Desde un punto de vista etiológico, el juego patológico es un trastorno multicausal, en el que intervienen factores de riesgo ambiental (género, edad, nivel socioeconómico, estudios, disponibilidad y oferta de juego, etc.), psicológicos (impulsividad y búsqueda de sensaciones, déficits en estrategias de afrontamiento y solución de conflictos, comorbilidad, déficits y alteraciones neuropsicológicas) y biológicos, tal y como se recoge en la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024.
Según los últimos datos que recoge la Memoria del Plan regional de Adicciones, en 2017 se atendieron en Castilla-La Mancha a un total de 322 personas por problemas de ludopatía, de los que 299 eran hombres y 23 mujeres. Además, otro estudio realizado en el año 2015 sobre prevalencia, comportamiento y características de los usuarios de juegos de azar en España indica que los grupos de edad más afectados son las personas con una edad comprendida entre los 25 y los 34 años, así como entre 55 y 64 años.
La forma presencial de participar en juegos de azar es la modalidad más empleada (juegos en casas o salas de apuestas, máquinas de juego/tragaperras, juegos en casinos, concursos, apuestas hípicas y juegos de cartas con apuesta económica), aunque se ha producido un repunte en los juegos de azar online. En este sentido, cabe destacar que el Consejo de Gobierno de Castilla-La Mancha ha aprobado suspender con carácter definitivo todas las licencias de nuevas casas de apuestas hasta la aprobación de la Ley del Juego que tiene previsto elaborar el Ejecutivo de Emiliano García-Page.
Los castellanomanchegos usan el móvil casi cinco horas diarias de media
Es destacable también el abuso de las tecnologías (internet y teléfono móvil) en cerca de un 5% de los jóvenes, según datos de la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES). No obstante, un total de 443.905 castellanomanchegos se consideran adictos al móvil, o lo que es lo mismo, el 36% de la población de entre 20 y 64 años de la Comunidad Autónoma. La cifra supone un incremento del 36% con respecto a la registrada en 2018, según los datos que recoge la V Edición del Estudio sobre Adicción al Móvil, elaborado por Rastreator.com, que analiza el comportamiento de los españoles frente al teléfono móvil.
En concreto, los castellanomanchegos dedican una media de 4 horas y 39 minutos al día a su móvil, 39 minutos más que en 2018. El 67% de ellos reconoce además que lo primero y lo último que hace cada día es mirar su teléfono, y un 28% lo usa durante más de cinco horas diarias. Asimismo, más de 160.000 castellanomanchegos aseguran que no podrían estar más de una hora sin su móvil. Cabe destacar que, Castilla-La Mancha, junto a Galicia, es hasta ahora la única comunidad autónoma que prohíbe el uso de dispositivos móviles en las aulas, exceptuando los casos en que los profesores quieran darle una aplicación didáctica.
Abuso de psicofármacos
Tal y como señala Proyecto Hombre, cuando hablamos de los fármacos como sustancia de abuso, asumimos que su uso se realiza fuera del contexto de la prescripción o los fines destinados para la correcta administración. "Cuando se realizan estas modificaciones en su forma u objetivos, se considera que se ha pasado del uso como psicofármacos a su utilización como drogas de abuso", apunta el colectivo, que clasifica los psicofármacos en dos grupos.
Al primero de ellos lo define como estimulantes psicomotores. Estos son, explica Proyecto Hombre, fármacos estimulantes del sistema nervioso central, que aumentan la excitación sexual y la actividad, así como la frecuencia cardiaca, presión arterial y respiración. Entre los psicofármacos estimulantes destacan las anfetaminas. Por otra parte, cita los psicofármacos depresores como los barbitúricos y las benzodiacepinas, utilizados como antidepresivos, agentes sedantes o para tratar el el insomnio, el control de ataques o crisis o la ansiedad.
Diversos estudios han demostrado que en los últimos años -coincidiendo también con la crisis económica- el consumo de estos psicofármacos crece exponencialmente en España. La Agencia Española del Medicamento ya señaló en el 2013 señaló que el uso de antidepresivos había aumentado en un 200% desde el año 2000.
La sobrecarga de cuidados o la violencia se encuentran detrás de que las mujeres tomen más tranquilizantes que los hombres. En este sentido, se puede hablar de una nueva epidemia respecto al abuso de psicofármacos en poblaciones frágiles como los ancianos o las mujeres víctimas de violencia de género.
La detección precoz, "especialmente importante en el tratamiento"
La estructura asistencial para la intervención con las personas con adicciones en Castilla-La Mancha está constituida por un conjunto de recursos que funcionan en red. Existe una amplia gama de programas, según señalan desde la Consejería de Sanidad, que tratan de adaptarse a la situación personal, sanitaria, familiar y social de la persona afectada por una adicción, con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
La detección precoz es "especialmente importante en el tratamiento de las adicciones ya que permite reducir el daño producido por las mismas y mejorar la eficacia de las intervenciones terapéuticas", recalcan, al tiempo que enumeran los recursos públicos disponibles para poder hacer frente a esta problemática: médicos y enfermeros de su centro de salud, los profesionales de los servicios de urgencias, los trabajadores de los centros de servicios sociales o los programas de educación de calle y en los centros educativos que se promueven.
En este sentido, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia indica que el médico de familia tiene que abordar el problema de estas nuevas adicciones desde varios frentes. Por un lado, “la prevención individual y familiar, que es una parte intrínseca de nuestro trabajo en todos los campos, pero muy importante en las adicciones” y, por otro, “la detección precoz y la identificación de casos de riesgo, papel lo desempeñaremos en cualquier etapa de la vida del paciente adaptándonos a su situación vital y social”, en palabras de Armenteros.
No podemos olvidar las acciones concretas y directas sobre los casos de adicción establecidos, es decir, una formación que permita conocer nuevas sustancias de abuso, su composición y su tratamiento ante una intoxicación aguda, así como el tratamiento de la adicción crónica y sus vías de salida, tanto en adicciones con y sin substancia. Del mismo modo, es necesario formarse en la atención urgente de la variedad de síndromes provocados (noradrenérgico, colinérgico, anticolinérgico, serotoninérgico, hipno-sedante, alucinógeno) y los trastornos mentales asociados a abusos, con y sin substancia.
“Es relevante también nuestra participación en el buen uso de psicofármacos, ante el incremento de consumo, a veces ligado a la prescripción del propio sistema sanitario, intentando alternativas no farmacológicas que puedan reducirlo o moderarlo”, concluye el portavoz de la SEMG.