Gracias a un proyecto financiado con fondos europeos, enmarcado en el Plan de Sostenibilidad Turística de la Campana de Oropesa, Lagartera va a poder disponer de un nuevo edificio que albergará el futuro Museo de las Labores: Indumentaria y Procesos Textiles.
“Después de muchos años soñando con la necesidad de crear este lugar, las Labores de Lagartera tendrán al fin el templo que merecen”, comenta en sus redes sociales el director artístico del proyecto, Tomás Alía, reconocido diseñador y promotor de la artesanía española.
“Este será el Centro de Estudios de nuestra identidad, lugar de investigación, encuentro y transmisión”, continua el lagarterano, hijo de Pepita Alía, maestra y difusora de las labores artesanas de esta localidad toledana.
Arropado por la comarca de la Campana de Oropesa, este municipio toledano tiene apenas 1.300 habitantes. La ganadería, agricultura y el trabajo textil han sido los oficios predominantes entre sus gentes, siendo este último su seña de identidad más auténtica.
Las 'Labores de Lagartera' empiezan a tener referencias documentales a partir del siglo XVI pero no es hasta 1751 cuando se empiezan a identificar instalaciones con esta producción artesanal característica de la zona.
Las mujeres lagarteranas fueron las encargadas, a partir del siglo XX, de difundir por las diferentes ciudades del país sus bordados consiguiendo, a pesar de sus pocos recursos, una clientela fija y un comercio cada vez más amplio.
Antes de la Guerra Civil, existieron más de cuarenta casas-taller en el municipio toledano. Los cortadores y planchadores de las telas eran hombres, las niñas de 11 años empezaban a ser aprendices y las mujeres las encargadas de vender sus diseños.
Este oficio llegó a ser el sustento de numerosas familias en los pueblos de la comarca y parte de Talavera de la Reina. Pero este es uno de los que ha costado mantener el legado de madres a hijas a partir de los años noventa. Sin embargo, las nuevas generaciones siguen arraigadas a sus tradiciones y es aquí donde nace el sentimiento más profundo por su traje tradicional.
Y en un plazo estimado de ocho meses, este arte convertido ya en Bien de Interés Cultural, tendrá su propio museo de 'Labores de Lagartera'. El objetivo principal es actualizar la imagen de la artesanía del bordado al momento actual.
Diversos espacios y un muro de hormigón inspirado en el textil lagarterano
El bordado de Lagartera cuenta con una amplia tradición artesana en toda Castilla-La Mancha. Aún así, hasta el momento no existía ningún museo ni centro de interpretación que ayudara a entender la historia de este arte.
Hasta el pasado agosto, cuando la Diputación de Toledo encarga a la empresa pública de Transformación Agraria, S.A. (TRAGSA) su construcción. El proyecto cuenta con una inversión total de fondos europeos de 650.000 euros.
El edificio, distribuido en una sola planta, contará con una sala de exposiciones y auditorio, y una sala de interpretación. Esta se encontrará ordenada de manera cromática: Lagartera multicolor, Lagartera azul, Lagartera beige, Lagartera Blanca y Lagartera negra.
También se habilitarán talleres para cursos prácticos de enseñanza de los diferentes oficios. Y existirá un espacio semi exterior, inspirado en las solanas donde bordaban las mujeres de la época.
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La fachada también está pensada en los bordados, concretamente del pañuelo de la mujer lagarterana. Los muros de hormigón se convierten en un material casi artesano y simulan el plegado de los pañuelos de cabeza de los trajes.
El museo será el protagonista en la calle Santa Ana del municipio toledano, donde espera abrir sus puerta en primavera para que el mundo conozca la tradición más profunda de sus bordados.