Ángel LAmenor, natural de Torrijos, es informático y ha desarrollado su vida laboral en el sector educativo. Siempre le ha gustado escribir pero le ha dado "mucha vergüenza" compartir sus creaciones literarias. La acogida que tuvo un cuento que hizo durante la pandemia para el Día de la Madre le dio la "seguridad" necesaria y ahora presenta su primera novela, 'La historia de Unamusa' (editorial Libros Indie).
Está inspirada en la historia de superación ante la aparición de trastornos alimenticios que vivió una joven ciudadrealeña, Adriana Naranjo, quien decidió hace algo más de cuatro años compartir en primera persona su experiencia de la forma más constructiva que encontró, tratando de ayudar a cualquiera que pudiera pasar por un momento vital similar a través de publicaciones en sus redes.
Es también uno de los objetivos del primero libro del escritor torrijeño, amigo de Adriana. Su "visceral" relato inspiró a Ángel, lo tomó como estructura base de la novela y construyó, bajo un estilo literario cercano al realismo mágico, una historia que "cuenta mucho" de Adriana y de él mismo pero que "sobre todo busca empatizar con cualquiera que se anime a leerla".
"Siguiendo lo que me enseñó Adriana… con que haya una sola persona que este proyecto le sirva de ayuda, será un éxito y todo habrá merecido la pena", subraya el escritor, quien explica a este medio que la novela "trata sobre problemas alimenticios pero también de problemas de incomprensión que seguro que todos hemos sentido a lo largo de nuestra vida".
Ángel no contó nada a la protagonista de esta historia hasta que no tuvo un borrador. "Quedamos en verano, se lo di impreso, y tenía mucho miedo porque ella es de las personas que tiene opinión y te la da. El primer audio que me envió era llorando de la emoción", apunta sobre cómo se fraguó esta novela que presenta este viernes, 4 de marzo, en su localidad natal -a las 20.00 horas en el Ayuntamiento-.
'La historia de Unamusa'
'La historia de Unamusa' transcurre en un valle habituado a las leyendas de tradición popular y que evoca a paisajes de Irlanda o de Sierra de Gata, en Extremadura, donde también vivió el autor. "Durante las segundas restricciones de la pandemia la eché bastante de menos. Me costó dejar Extremadura, y era una forma de transportarme y de acompañar a Adriana en su viaje", describe Ángel.
En el relato, la protagonista empieza un día a tener incontables preguntas y muy pocas respuestas, justo poco después de saber que podía flotar. Es por ello que acompañada de Bitris, su fiel lagarto terrible, decide embarcarse en un viaje en bicicleta por los caminos, derroteros y emociones más íntimos de su demolida personalidad en construcción.
Un viaje que "da para una historia, una historia de las que no te suelen dejar contar, una de esas que si la empiezas a narrar, por seguro acabará apareciendo un ciudadano biempensante que te hará callar hablando de sí mismo", reseña la propia editorial sobre la novela, para la que Ángel también intentó conocer, "sobre todo, la parte psicológica" a la que afectan los trastornos alimenticios.
"Mi tía es psicóloga en el Centro de la Mujer y en la parte final del libro se ejemplifica, con realismo mágico, la importancia de la psicología para tratar cualquier trastorno. Me ayudó bastante y la verdad que es otra persona que también se suma al proyecto. Te sientes acompañado", indica el escritor torrijeño, que ya está pensando en nuevas ideas una vez que se ha quitado de encima el miedo que tenía a compartir sus creaciones.