La Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas (Rabacht) ha lamentado tener que volver a expresar su pesar y su preocupación por el nuevo cierre de un convento toledano, concretamente el de las Madres Capuchinas.
Impulsado por el cardenal Pascual de Aragón, virrey de Nápoles, la Rabacht señala que este conjunto atesora una notable colección de arte barroco, así como un importante archivo -estudiado por historiadores como Juan Nicolau y Emilia Alba, ambos académicos correspondientes de esta institución- cuyo futuro podría verse amenazado después de permanecer durante casi 350 años en esta ciudad, desde la consagración del convento en 1671.
A la espera de cuál pudiera ser su situación en 2021, cuando se produzca la celebración de esta efeméride, la Real Academia recuerda que finalizó el curso 2016-2017 realizando un llamamiento a las administraciones, a la Iglesia y a toda la sociedad civil para que estos edificios "no desaparezcan y permanezcan vivos, custodiando de la mejor manera posible la memoria y el ingente Patrimonio cultural que han generado y atesoran".
"Desgraciadamente, ninguno de los encuentros, mesas redondas ni demás iniciativas públicas organizadas en los últimos años con el fin de revertir la situación a la que se enfrentan los conventos toledanos ha tenido éxito", lamenta la entidad.
Un "grave problema" para el patrimonio y la identidad cultural
La Real Academia considera "más necesario que nunca enfrentarse a este grave problema para el patrimonio y la propia identidad cultural de Toledo sin paños calientes". Futuros congresos, campañas o grupos de trabajo difícilmente podrán tener éxito si son concebidos sin más ambición que la de recorrer lugares comunes o deseos utópicos relacionados con aspectos como el arte sacro, la congestión turística o la falta de vocaciones.
Por el contrario, es necesario reunir a especialistas que den luz a materias tan específicas como el derecho canónico, la especulación en el mercado de este tipo de inmuebles o la compra-venta de antigüedades religiosas. Expertos que den respuesta a cuestiones sobre las que ya no cabe esperar y que amenazan seriamente, incluso irreversiblemente, la conservación de nuestro patrimonio.
La Real Academia ofrece sus instalaciones como espacio para estos debates críticos y se compromete a impulsar y participar en cuantas iniciativas sean necesarias.