Las indemnizaciones para los agricultores y ganaderos asegurados de Castilla-La Mancha se elevan, entre enero y septiembre de 2021, hasta los 122,9 millones de euros, lo que constituye el registro más elevado en los 42 años de historia del seguro agrario.
Según dato de Agroseguro, esta cifra supone un 44% más que la registrada en todo el año anterior, que fue de 85,9 millones, y se debe al aumento de los fenómenos meteorológicos adversos y graves sufridos en la región.
Las hortalizas, con 43,2 millones en indemnizaciones, y la uva de vino, con más de 38 millones, son las producciones más afectadas por las inclemencias meteorológicas en estos nueve meses del año. A continuación, se sitúan los frutos secos (11,8 millones), cultivos herbáceos (10,4 millones), frutales (8,6 millones) y las líneas de seguros pecuarios (6,8 millones). El resto se reparte entre las demás líneas de seguro.
Por provincias, Albacete (con 59,7 millones) y Cuenca (con 28 millones) han resultado especialmente golpeadas por los diferentes siniestros producidos durante el año. A continuación, se sitúan Ciudad Real (18 millones), Toledo (14,6 millones) y Guadalajara (2,6 millones).
Del total de indemnizaciones estimadas para Castilla-La Mancha, ya se ha realizado el 75% de los abonos, tras haber comenzado el jueves pasado el pago de siniestros registrados en el viñedo con los primeros 26 millones de euros.
Un año lleno de fenómenos meteorológicos adversos
Con estas cifras, Castilla-La Mancha es la región con mayores indemnizaciones acumuladas en el año actual, iniciado con los daños generalizados provocados por el paso del temporal 'Filomena', que se tornaron graves en el caso de los cultivos leñosos por rotura de ramas debido a la acumulación de nieve y en explotaciones pecuarias. La fuerte bajada de temperaturas producida durante los días posteriores agravó los daños de la borrasca sobre cultivos hortícolas.
Entre marzo y mayo, varias heladas consecutivas impactaron sobre el viñedo y el almendro, que en algunas zonas manchegas había adelantado su ciclo vegetativo tras las suaves temperaturas registradas en febrero, e intensificaron los daños sobre las producciones hortícolas. Además, el adelanto de las tormentas, con abundantes precipitaciones y pedrisco ya desde mayo, casi mes y medio antes de la entrada del verano, causaron nuevamente daños sobre el melón, la sandía y, especialmente, el ajo.
Las altas temperaturas de agosto dieron paso a numerosas tormentas acompañadas de lluvias torrenciales y pedrisco. Afectaron a cultivos en desarrollo y otros en recolección, especialmente el viñedo, que recibió el impacto de la DANA del 31 de agosto, a pocos días de iniciarse la vendimia, provocando pérdidas millonarias.
Finalmente, la DANA registrada a finales de septiembre también impactó sobre el viñedo que quedaba sin recoger, especialmente en Albacete, y provocó daños puntuales en girasol, olivar, almendro y hortalizas (melón, sandía, tomate, patata, pimiento, lechuga y brócoli).