"Siempre me han gustado las cosas diferentes. Me llamó la atención, encajé bien y fui como el granito de arena para las que se han ido presentando después". Así se pronuncia Teresa Morales, la primera mujer policía local de Toledo, que ha colgado el uniforme tras 38 años de servicio en una profesión muy masculinizada y en la que se ha sentido "fenomenal" desde que entrara a la comisaría en el año 1982. Casi cuatro décadas en las que no obstante -e incluso en este 2020-, también ha tenido que escuchar "comentarios machistas" en el desempeño de su oficio.
Los primeros nueve años fue la única mujer en el cuerpo, después tuvo otra compañera durante nueve años y más tarde volvió a ser la única policía otros cinco más. Ahora, tras su jubilación, una quincena de mujeres siguen trabajando en un oficio en el que Morales rompió un techo de cristal. En su último día de trabajo, el pasado 14 de octubre, nos cuenta las emociones que ha sentido y el homenaje por sorpresa que le han hecho sus compañeros: "Había un montón de gente aplaudiéndome", destaca Teresa, a quien inevitablemente se le ha escapado "alguna lágrima".
De sus primeras días, con bolso, falda y tacones, recuerda quienes exclamaban "¡a ver esta chica qué hace aquí!". "Fue muy llamativo en Toledo", señala Morales, que recalca que "hay una diferencia abismal" en el desempeño actual de su profesión con aquella época: "Imagínate que ahora tiene que estar en una manifestación con el tacón...", dice entre risas al tiempo que rememora que en sus inicios la Policía Local de Toledo no contaba ni con coche. "Íbamos andando al puesto de Zocodover y a Bisagra a dirigir el tráfico", apunta Morales, que recuerda que, de alguna manera, también se dedicaban "al turismo" ya que, en unos años en los que el 'smartphone' e Internet aún quedaban lejanos, los visitantes preguntaban a los agentes "dónde estaba la Catedral o dónde se comía mejor".
Entró "contra la voluntad" del jefe de la Policía Local
"Una de las cosas que le preocupaban al alcalde -Juan Ignacio de Mesa en esa época-, era dónde tenía que ir al servicio. Él se empeñó en que hubiera mujeres en la Policía Local", apunta Morales, que recuerda haber entrado al cuerpo "contra la voluntad del jefe que había en su día". "Creo que mujeres y hombres, cada uno con nuestras especificidades, somos personas que no tenemos que tener ninguna diferencia", recalca en este sentido.
"Para mi madre siempre era lo que su hija dijera", recuerda Teresa preguntada por cómo reaccionó su familia ante su decisión de ser policía local. No obstante, también le preguntaba que "si no tenía miedo" de dedicarse a este oficio cuando el único arma que tenían "era una porra" que no ha tenido que usar. "He tenido una trayectoria relacionada con la administración, no porque estuviera relegada sino porque era lo que me gustaba", explica sobre las funciones que ha desempeñado en la comisaría.
En este sentido, valora cómo el haber estado al frente del departamento de objetos perdidos le ha permitido "conocer a mucha gente", algo que le animó a aprender inglés, una de las cosas que quiere retomar tras su jubilación. "Para mí es muy gratificante, hay personas que incluso me han llevado un ramo de flores", resalta Morales, que también ha gestionado los presupuestos de la Policía Local, temas de vestuario o la venta ambulante, así como otras muchas tareas administrativas para las que ha tenido que actualizarse constantemente con la informática, con la que ha conocido los "muchos campos" que abarca esta profesión.
Este pasado miércoles Morales tramitaba su último expediente mientras que la entrada que anunciaba su jubilación en las redes sociales de la Policía Local de Toledo, publicada por su compañero y amigo Julio Mota, acumulaba centenares de 'me gusta' y decenas de comentarios agradeciendo a esta pionera, natural de Guadamur, la labor que ha realizado por la sociedad en estos 38 años.