La renuncia a tres millones de euros de financiación europea para rehabilitar el edificio de la Alhóndiga impedirá que Toledo recupere uno de los más de cien Bienes de Interés Cultural (BIC) que hay en la capital regional y se convierta en la futura Escuela Municipal de Artes Escénicas.
Ubicado en el norte de su Casco Histórico, este inmueble ha formado parte de la historia de la ciudad durante cinco siglos y lleva doce cerrado. “Vivimos en la época de la impostura” dice Luis Peñalver, profesor de Filosofía y escritor, que públicamente ha denunciado el desgraciado final de esta aspiración: “Hemos perdido la ocasión de contar con una buena escuela de danza y música pese a nuestra intención de ser Capital Europea de la Cultura en 2031 y hubiera sido importante para Toledo”.
La renuncia a tan millonaria cantidad se ha desvanecido en la actualidad local más allá de un pequeño cruce de acusaciones entre oposición y gobierno. Los vestigios del pasado salpican tanto la vida cotidiana y el paisaje de la ciudad, que los ojos de los nacidos y/o residentes aquí se acostumbran a las puertas enclavadas y las ciegas ventanas sugerentes del vacío interior de muchos edificios: hay 150 sin habitar en todo el Casco Histórico que tiene localizados el Consorcio de Toledo.
Parada frente a una de las dos portadas del edificio, de estilo plateresco y procedentes del convento toledano de los Trinitarios Descalzos, Magdalena, vecina del barrio de Antequeruela observa de cerca este ejemplo de arquitectura civil y sostiene que “una mayoría de vecinos ya no se sorprenden por su historia y arquitectura, aunque resista al deterioro”.
Tal vez sea esta una de las numerosas razones por las que el edificio que almacenó trigo en el siglo XVI, armas francesas durante la guerra de la independencia, pudo ser matadero municipal en 1869 y fue estación de autobuses en los años 70, haya llegado al presente como trastero municipal. “Es una pena como está”, dicen fuentes del Ayuntamiento.

El edificio toledano de la Alhóndiga está junto al Palacio de Congresos El Greco / Foto: Cultura Castilla-La Mancha
Una idea de 2022 fracasada en 2025
La falta de espacio de la actual Escuela de Música Municipal 'Diego Ortiz' en la calle de la Paz, motivó una idea del gobierno de Milagros Tolón anunciada a principios de 2022.
La alcaldesa entonces la enmarcó en un nuevo Plan Estratégico de la Cultura para desarrollar hasta 2030 y con el fin de materializarla, el Ayuntamiento se acogió a la convocatoria ministerial de Ayudas a la Rehabilitación de Edificios dotada con 350 millones de euros. Se vieron beneficiados cuatro municipios de Castilla-la mancha y uno de ellos fue Toledo.
Un año después, el concejal Francisco Rueda nos daba la buena nueva: “Resolución positiva para una ayuda de tres millones de euros destinada a la rehabilitación y recuperación de la Alhóndiga, que abrirá sus puertas como espacio cultural y escuela de música y danza”. Había que añadir dos millones setecientos mil euros de aportación municipal al proyecto.
Las pretensiones, según informó entonces el Ayuntamiento, eran las de “recuperar la sostenibilidad y la eficiencia energética del edificio BIC, por lo que la obra estará enfocada en aprovechar la luz natural, en la insonorización de las instalaciones y en la mejora de la iluminación y la climatización mediante el sistema de aerotermia”. Pero nunca vio nadie el proyecto porque no se hizo.
La frustrada propuesta habría servido para dignificar un inmueble que en su larguísima historia solo ha servido para acomodar cosas transitoriamente y consecuencia de ello bastante impersonal y retocado", Rafael del Cerro Malagón — Historiador
Pese a tener concedida la mitad del dinero estimado, finalizar la adaptación de la Alhóndiga el 31 de marzo de 2026, con una financiación total de seis millones de euros, se le resistió a la Administración local - la saliente y la entrante tras las elecciones municipales de 2023- porque el requisito temporal era innegociable y el Ministerio no concedió una prórroga. Como diría el poeta: “Ha sido corto el amor y muy largo el olvido”.
Habría que haber hecho las cosas con una celeridad impropia de los procedimientos y lenta voluntad de las administraciones públicas. Para haber sacado del abandono al edificio que alojó los Juzgados de Toledo durante doce años el proyecto tenía que haber estado avanzado en marzo de 2023, pero “cuando llegamos no había ni un expediente iniciado” asegura Eugenio Vicente, jefe de Gabinete del hoy alcalde, Carlos Velázquez
Intervenir en un BIC es caro y si se trata de habilitar un edificio para un uso que genera más gastos, es poco interesante para una Administración pública. Según asegura Vicente a elDiario.es Castilla-La Mancha, los técnicos municipales plantearon reparos, “no viendo la manera de hacer frente a los 2,7 millones de euros de la aportación a realizar por el consistorio”.
“La frustrada propuesta habría servido para dignificar un inmueble que en su larguísima historia solo ha servido para acomodar cosas transitoriamente y consecuencia de ello bastante impersonal y retocado”, nos dice el historiador Rafael del Cerro Malagón.
Como la última, otras ideas para este edificio del patrimonio toledano tampoco llegaron a materializarse. La prodigiosa memoria del historiador recuerda otras propuestas que “in voce que llegaron muertas”, como la de instalar en la Alhóndiga el matadero municipal, que no salió adelante, o la idea de llevar allí un acuartelamiento en el siglo XIX.
Lo que tiene claro este investigador es que la suma de rectificaciones y abandonos en la utilidad del inmueble, han convertido a la Alhóndiga en un edificio secundario y despersonalizado, pese a su inmejorable localización. En el cuadro de El Greco Vista de Toledo o Toledo bajo una tormenta ya se intuye este edificio en el siglo XVII.
La historia de la Alhóndiga de Toledo cuya construcción se inició en el año 1575 y no se terminó hasta 1636, como indica una inscripción en piedra situada en el frontispicio de una de las puertas de la fachada, está cuajada de vaivenes y provisionalidad.
Según Rafael del Cerro en los años sesenta fue sede de una escuela para preparar el acceso a las universidades laborales impulsada por los sindicatos verticales y en la planta baja funcionó un bingo cuando estos se autorizaron.
En manos de una empresa privada, EITU. SL. desde 1972, el edificio municipal ha estado concesionado durante 47 años y permanece cerrado desde hace doce.
En origen fue estación de autobuses, pero en 1991 un cambio de uso para oficinas propició que se alquilara por el Ministerio de Justicia para ubicar allí los juzgados hasta que las obras del Palacio de Congresos obligaron su traslado y el de las dependencias del INE también allí localizadas. Las oficinas no volvieron a alquilarse nunca.
El consistorio quiso rescatar a concesión sin éxito y un posterior escenario de litigios ha conducido al abandono actual.
En febrero de 2019, cuando se resolvió el contrato de mutuo acuerdo con la concesionaria, la prensa local tituló: “El Ayuntamiento de Toledo decidirá pronto el futuro de la Alhóndiga” y hablaba de “varias empresas interesadas”. Ni el ayuntamiento ni ninguna otra administración ha dado paso alguno para ponerlo en uso. Lo que no será ya es sede de la Escuela Municipal de Música 'Diego Ortiz', con cuyo director el gobierno municipal dice estar buscando un nuevo emplazamiento.
Soñando una utilidad que no sea otro hotel
“Quizás la Alhóndiga acabe convirtiéndose en otro hotel, ahora que el gobierno municipal ha arruinado el proyecto de ese edificio de su titularidad”, ironiza Luis Peñalver, que como muchos otros activistas en defensa del patrimonio de la ciudad se lamenta del acoso de la infraestructura turística.
Y es que su ubicación, a tan solo unos metros de la emblemática plaza Zocodover y a los pies del Palacio de Congresos, se presenta como un lugar muy deseable para la ubicación de un proyecto relacionado con ese sector. Algún intento ha habido. En 2013 responsables de la concesionaria del Palacio de Congresos visitaron la Alhóndiga ofrecida para una posible ampliación de salas. Dijeron que necesitaba una reforma profunda. también la empresa EITU barajó un hotel y lo descartó, según la hemeroteca local, “porque únicamente tenía capacidad para medio centenar de habitaciones”.
Parece mentira que no tengamos un Museo de la Ciudad en el que se ofreciera un recorrido histórico y arqueológico de la artesanía que ha hecho célebre a Toledo como la espadería y el damasquinado. Un museo que podría albergar las colecciones ocultas del Museo de Santa Cruz, hoy mutilado porque casi no tiene espacio", Luis Peñalver — Filósofo y docente toledano
La propuesta de Luis Peñalver es la de un tan ansiado por los toledanos Museo de la Ciudad, “que parece mentira que no lo tengamos y en el que se ofreciera un recorrido histórico y arqueológico de la artesanía que ha hecho célebre a Toledo como la espadería y el damasquinado. Un museo que podría albergar las colecciones ocultas del Museo de Santa Cruz, hoy mutilado porque casi no tiene espacio”.
Preguntado por la posible utilidad de este edificio de arquitectura robusta y amplios espacios, Ciro Fernández, arquitecto integrante de la Plataforma 'Toledo Sociedad Patrimonio y Cultura' reflexiona: “Si no hay un discurso general de qué hacemos con el Casco Histórico de Toledo, a duras penas podemos decir qué hacemos con un solar concreto. Si supiéramos qué queremos hacer del Casco podríamos decidir un uso para este tipo de edificios con tantas posibilidades. El Casco tiene necesidades infinitas”.

Inscripción en piedra situada en el frontispicio de la puerta con la leyenda: "Mandó Toledo hacer esta obra siendo corregidor Arévalo de Zuazo Cavallero del hábito de Santiago y comisarios el regidor Don Diego López de Zúñiga y el jurado Alonso Fernández de Ribadeneria -Año de 1636- / Foto: Cultura Castilla-La Mancha
Ciro Fernández subraya las connotaciones especiales de la Alhóndiga “porque no es un edificio religioso y en la ciudad no hay tantos ejemplos de arquitectura civil declarados BIC”.
Si no hay un discurso general de qué hacemos con el Casco Histórico de Toledo, a duras penas podemos decir qué hacemos con un solar concreto. Si supiéramos qué queremos hacer del Casco podríamos decidir un uso para este tipo de edificios con tantas posibilidades", Ciro Fernández — Arquitecto integrante de la Plataforma 'Toledo Sociedad Patrimonio y Cultura'
El arquitecto lamenta que no se vinculara en el proyecto arquitectónico del Palacio de Congresos cuando se construyó “porque se podría haber generado un conjunto bastante interesante y también esa fue una oportunidad perdida”.
Sobre la subvención perdida que habría posibilitado intervenir ahora, afirma que el propósito fue la captación del presupuesto más que la ejecución del proyecto y como no existía, no han podido llevarlo a cabo. Es como empezar la casa por el tejado y el resultado es que Toledo se queda otra vez sin la oportunidad de disfrutar de un edificio singular“.