Al igual que el resto de los españoles, la atleta toledana Irene Sánchez Escribano tuvo que encerrarse en confinaiento generalizado durante varias semanas. Para una atleta como ella, las opciones de entrenamiento se reducían drásticamente. Aunque gracias a la Federación de Atletismo pudo contar con una cinta para correr, reconoce que no es lo mismo entrenar al aire libre "que correr mirando una pared". La atleta toledana ha aprovechado al máximo las oportunidades que ha tenido en los últimos meses para no perder la forma y seguir entrenando.
La pandemia también le ha abierto otras oportunidades, como la de poder conseguir la mejor marca española en la prueba de los 2.000 metros con obstáculos. "Como este año ha sido tan raro y tenemos pocas opciones para competir, vimos esta opción en el calendario y dijimos allá vamos. Nos pareció una buena oportunidad para batir la marca, en una prueba que, además, hace poca gente, porque normalmente se buscan pruebas oficiales, de cara a los campeonatos y entonces no se nos da la oportunidad ni a mí ni al resto de los atletas de correrla", explica. Está contenta, asegura, aunque sea una marca por debajo de la de los 3.000 metros con obstáculos.
Recuerda el principio de la pandemia con un "madre mía, y ahora qué pasa aquí". "Esperábamos que en algún momento se abriese la situación para poder ir a entrenar, pero vimos que no y entonces nos prestaron las cintas de correr de los gimnasios GoFit y pudimos salvarlo un poco", recuerda. Ese tipo de entrenamiento, sin embargo, no tiene nada que ver al que está acostumbrada la atleta.
"Se me cargaban músculos que antes no, no es lo mismo la forma de correr que te da la cinta, y además nosotros estamos acostumbrados a tratamientos de fisioterapia casi semanal y acumular entrenamiento sin la fisioterapia era un poco difícil", asegura. Además, la incertidumbre de no saber qué pasaría con grandes eventos del mundo del atletismo, como los Juegos Olímpicos o los Europeos de París. "Era un poco de nervios y de presión, queríamos mantener la forma, pero se nos hacía muy difícil".
Una vez se abrió el confinamiento, recuerda que la motivación era entrenar para poder estar "lo mejor que podamos" y que no costase volver a recuperar la forma, inevitablemente perdida durante los meses de confinamiento. "Yo entrenaba todos los días y tenía material para fuerza y con eso fui salvándolo, pero en cuanto salí a la calle llegué hasta casi tener agujetas", recuerda. "Me costó un mes volver a correr a mis ritmos normales", asegura. Pero en cuanto se volvió a poner en marcha el calendario a nivel nacional, ya pudo volver a entrenar con la mentalidad centrada en un objetivo en concreto.
Recuerda que corrió una carrera de 5.000 metros en Castellón y que eso parecía "un Campeonato de España", porque había muchísimos corredores debido a las pocas opciones que hay para ir a correr. "Nosotros trabajamos con objetivos a corto y largo plazo, necesitamos entrenar con algo a la vista para nuestros picos de forma y en función del momento vas cambiando las intensidades. Por eso, tener la oportunidad de participar en estas competiciones nos hacen mejorar a nivel físico y psicológico, nos da ese plus para rendir más en competición".
"Siempre hay que buscar nuevos retos y aprovechar este año tan raro para seguir superándonos", reflexiona Sánchez-Escribano, que ahora tiene la vista puesta en los próximos Juegos Olímpicos. De cara a ellos, explica, las pruebas en las que ha podido ir participando después del confinamiento sólo pueden ser útiles porque lleva su cuerpo y mente a unos ritmos y límites que son imposibles de conseguir sin competir. "Es muy útil y positivo", concluye.