El cierre del Hospital Virgen de la Salud, a expensas de algunos servicios como los laboratorios, ha supuesto “un golpe” para Palomarejos, según traslada la comunidad vecinal de este céntrico barrio toledano que sitúa sus orígenes a mediados del siglo XX. La falta de la actividad que generaba en su entorno ha puesto en una encrucijada a muchos comercios de la zona. Algunos ya han cerrado y otros creen que es “imposible” que puedan continuar abiertos.
“Lo han dejado morir poco a poco”, lamentan desde la asociación vecinal La Voz del Barrio, cuya presidenta, Ana Escolante, afirma que “ahora se ha notado más” el impacto con el cierre definitivo de la infraestructura sanitaria, pero que la situación se ha prolongado “desde hace un par de años”.
Así lo consideran también varios comerciantes de calles aleñadas al Virgen de la Salud, quienes han perdido buena parte de su clientela habitual desde que comenzó el traslado al nuevo Hospital Universitario de Toledo, ubicado en el Polígono.
Uno de ellos, que prefiere mantenerse en el anonimato, explica que a su negocio entraba “muchísima gente al cabo del día”. “Es muy difícil salir adelante ahora. Cada caso será muy particular pero creo que es muy complicado”, apunta al tiempo que reconoce que “todos” sabían que “el golpe iba a llegar, pero no de esta manera”.
“Si de cada diez personas que iban al hospital, por decir un número, entraba una... se puede hacer una idea de todas las que ya no vienen”, agrega el mismo comerciante sobre la situación que se da y que también a afecta en mayor o menor medida a bares, kioskos y otro tipo de comercios enfocados al hospital como farmacias o clínicas.
“Llevamos viviendo aquí 50 años. El barrio se ha quedado muy mal”
No tienen mejor impresión del momento dos vecinas de Palomarejos que llevan unos 50 años residiendo allí, casi el mismo tiempo que ha estado activo el hospital. Precisamente una de ellas, Mari Carmen, fue a vivir a este barrio porque su marido trabajaba como ginecólogo en el Virgen de la Salud, donde “por la noche no hay ya ni una luz”, agrega por su parte Antonia, quien indica que lo está “pasando mal” desde que han trasladado el hospital.
“El barrio se ha quedado muy mal. Había muchos bares, algunos han cerrado y otros lo irán haciendo. De lunes a viernes, la avenida de Barber era como la Gran Vía de Toledo. Venían de muchos pueblos y había mucho ambiente alrededor”, describe Antonio, que incluso dice que echa “de menos el ruido de las ambulancias”. Y es que, a su juicio, Palomarejos está ahora “demasiado tranquilo”. “Pero bueno, tendrá que ser así, y habrá que habituarse”, afirman ambas mujeres.
También ve esta tranquilidad Joseba Rey, joven periodista deportivo en CMMedia y residente en Palomarejos desde hace un año. “He vivido un poco las dos caras”, indica en referencia a la intensa actividad que se generaba en el entorno del hospital y la quietud que se respira ahora, incluso para encontrar aparcamiento. “Antes era imposible aparcar si salías con el coche por la mañana hasta bien entrada la tarde. Ahora tienes sitio en cualquier calle”, describe, al tiempo que destaca que vería con buenos ojos que se eliminara la ORA que sigue instalada en el barrio.
Rey apunta igualmente que en el barrio “ha caído mucho la vida” y cree que todos los proyectos que se realicen “enfocadas al crecimiento de esta zona” le parecen “bien”. “No sé si zonas verdes o casas de protección oficial... Si hubieses una oportunidad de vivienda para jóvenes me lo plantearía porque el barrio me gusta mucho y me parece que está a mano de todo de Toledo”, apunta también cuestionado sobre las propuestas que se plantean llevar a cabo en el solar del antiguo hospital.
Planificación urbanística: “Viviendas y zonas comerciales”
Y es que el equipo de Gobierno local traslada que está trabajando de manera conjunta con la Junta, quien negocia a su vez el posible futuro uso del solar del antiguo hospital con la Tesorería General de la Seguridad, propietaria de los terrenos. El objetivo, dice la alcaldesa, Milagros Tolón, es desarrollar una planificación urbanística con la que “llevar a cabo viviendas y zonas comerciales”, pues a su juicio es “lo más acertado” para reactivar el barrio.
Sin embargo, la asociación vecinal lamenta que las propuestas que lanzan las administraciones, a su juicio, “no están definidas” y “llegan muy tarde”. “Ya tendría que estar el proyecto para derrumbarlo -el antiguo hospital- y que se haga lo que digan que vayan a hacer. La asociación también hizo un proyecto para revitalizar el barrio y también a través de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) se presentaron proyectos para remodelar los bloques de Corea. Nunca se ha hecho nada”, subraya Ana Escolante.
En esta coyuntura, además de los posibles usos del solar del Virgen de la Salud, se dan también otros debates como el que atañe al futuro del actual cuartel de la Guardia Civil, ubicado en un terreno que el Ayuntamiento obtendría como permuta al ceder suelo en La Peraleda para construir el nuevo. En este espacio, el Gobierno local ha recalcado su intención de promocionar viviendas para jóvenes en este espacio de un barrio que necesita reinventarse.
Entre las reivindicaciones de La Voz del Barrio está también "la necesidad" de que el centro de salud de Palomarejos recupere su servicio de urgencias. "Nos prometieron que cuando el hospital se fuese volverían las urgencias de Atención Primaria. Hay mucha gente mayor en el barrio y trasladarse a Buenavista es un esfuerzo grande", describe la presidenta de la asociación, que recuerda también otras cuestiones como el inacabado Quixote Crea o la abandonada antigua Escuela de Enfermería como algunos de los síntomas que muestran la necesidad de que Palomarejos se reinvente.