Realmente no salimos de nuestro asombro al contemplar la falta de sensibilidad hacia los valores del paisaje demostrada a menudo por políticos y técnicos al servicio de proyectos que anteponen criterios especulativos o razones de supuesta utilidad por parte de quienes los encargan, con frecuencia mediante estudios que cumplen requisitos formales pero sin garantías de beneficios sociales, de control de impactos medioambientales, de desarrollo sostenible y, por supuesto, sin aportar valoración de costes y capacidad de retorno de las inversiones, partiendo de una bajísima utilización media de la alta velocidad en España: 15 viajeros por km frente a 50 en Francia, 88 en Alemania y166 en Japón. De todo esto hay en el 'Estudio Informativo de la línea de Alta Velocidad Madrid-Extremadura. Tramo Toledo Oropesa', presentado por el Ministerio de Fomento, por otra parte, importante para Toledo en cuanto que integra la ciudad en un corredor principal ferroviario, lo que tanto se discutió y no se consiguió en la segunda mitad del siglo XIX, pero también porque plantea riesgos de destrucción de un paisaje cultural que no son admisibles. De ahí la necesidad de que los actores políticos propongan alternativas sensatas a un proyecto que amenaza la conservación de un paisaje protegido e identitario.
El análisis de la documentación presentada por Fomento revela que este Ministerio es consciente de los impactos que el nuevo tendido ferroviario provocará sobre el paisaje de la ciudad, pero todo se asume en aras de la supuesta bondad y eficacia del proyecto. En el estudio de integración paisajística se incluye el mapa que formó parte de la declaración de Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986, el que señala los límites de lo que se consideró Ciudad Histórica, para justificar así que el trazado propuesto no afecta a ese espacio. Sin embargo, no se incluye el mapa de la Zona de Amortiguamiento, que también reconoce valores patrimoniales y obligaciones de respeto a los valores del paisaje. Sí, en cambio, se recogen los criterios para el reconocimiento de nuestra ciudad como Patrimonio de la Humanidad y sí se explicita la importancia del paisaje. Por lo tanto, el propio estudio reconoce la singularidad del paisaje afectado, pero justifica las actuaciones sobre el mismo porque el ferrocarril no atraviesa lo delimitado como conjunto histórico en el primer mapa.
Si entramos en el análisis de las obras previstas, nos encontramos con que una nueva estación inmediata a la actual supondría ampliación de la playa de vías, un avance, pues, del frente ferroviario hacia el río, con pérdida de espacio natural y usos agrícolas, y una nueva estructura que competiría visualmente con la actual estación, un icono urbano con categoría de BIC, lo que añadiría dificultades legales de integración, por más que se busque a algún arquitecto “estrella”. No obstante, más impactante desde el punto de vista paisajístico y medioambiental será el viaducto para cruzar el río, evidentemente nunca un hermoso y discreto puente de hierro como los del siglo XIX, con ejemplo sobre el Tajo próximo a la estación de Algodor, en la antigua línea de Badajoz inaugurada en 1866. Ahora, se tratará, como no puede ser de otro modo por los requerimientos técnicos de la alta velocidad, de tableros sustentantes como parte de una rampa que irá ganando suavemente altura para superar desniveles de unos 70 metros en las inmediaciones de Valparaíso, camino de Torrijos. El resultado será la fragmentación de una unidad de paisaje cultural: la Huerta del Rey. A un lado, a la derecha del trazado ferroviario, quedará el Palacio de Galiana, convertido en islote cultural y descontextualizado del entorno, y al otro lado, a la izquierda, lo resta de la actual vista de Toledo y que para contemplarla habremos de pasar por debajo del nuevo puente ferroviario. Se imagina el lector también la vista de Safont desde debajo del tablero del puente, pasando por encima los trenes, con gran velocidad y ruido en un entorno urbano, otro impacto ambiental no estimado y difícilmente asumible para sus vecinos.
La otra alternativa que se contempla es un túnel, pero con escaso estudio de detalle y de viabilidad técnica y económica. ¿A partir de qué punto se iniciaría? ¿antes o después de la estación actual? si es antes, las vías tendrían que estar ya soterradas al pasar por la estación actual, y sí es después, dada la escasa distancia hasta el río, la pendiente tendría que ser muy acusado y una vez atravesado el río, la rampa ascendente sería también muy fuerte, por lo tanto, incompatible con la tecnología del AVE, a no ser que el túnel se prolongara a gran distancia por debajo de la ciudad. Todo eso supondría unos costes que probablemente harían inviable la propuesta y da la impresión de un simple recurso para justificar la aprobación del proyecto y la necesidad del viaducto.
Ahora bien, después de lo dicho, queda la objeción principal a la prolongación de la alta velocidad por la Huerta del Rey y Safont. Al igual que sucede con la Vega Baja y la Peraleda, estamos en plena zona de protección de paisaje y eso tiene unos efectos legales que el proyecto de Fomento no considera. No existe la menor referencia a la declaración de Toledo como Monumento Histórico en 1940, a las Instrucciones de la Dirección General de Bellas Artes de 1968 y a los conos visuales de protección del Plan Especial de 1997. Todo eso, más las servidumbres internacionales que comporta la declaración de Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son las mismas implicaciones legales cuya vulneración condujo a la denuncia del Ayuntamiento y de la JCCLM por expoliación en la Vega Baja, todavía abierta y reforzada por los Informes respectivos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando e ICOMOS.
En esta ocasión, sería deseable que el Ayuntamiento y la JCCM, cumpliendo con sus obligaciones de conservación del patrimonio, presentaran alegaciones que impidieran la destrucción del paisaje de la Huerta del Rey y de Safont. Además, ambas instituciones conocen los riesgos de construcción en una zona inundable, de acuerdo con los mapas de la Confederación Hidrográfica del Tajo que se incluyen en el proyecto, y simplemente recurriendo a la memoria de los toledanos. ¿Cuál es entonces la viabilidad del túnel? ¿Y la de vías y nueva estación en paralelo a la actual y más cerca del río?
Tampoco estaría mal recordar el valor cultural que añaden a la Huerta del Rey y de Safont su reiterada representación por artistas tan excepcionales como Aureliano de Beruete, Joaquín Sorolla o Diego Rivera, con vistas perfectamente identificables en la actualidad. Muchos conocerán como la opinión pública obligó a desviar el tendido de una línea de TGV próxima a la montaña de Sainte Victoire, simplemente porque suponía una alteración de un paisaje pintado en multitud de ocasiones por Cézanne y que es considerado identitario y patrimonio colectivo. Confiamos que ahora nuestra alcaldesa, con formación en Historia y, lógicamente, también en Arte, sea sensible a estos valores y concentre sus esfuerzos en la defensa del paisaje integral de la Huerta del Rey, más aún, atendiendo a sus constantes declaración de compromiso en defensa del patrimonio de nuestra ciudad, aunque eso no se cumpla en la Peraleda y sólo de manera forzada en la Vega Baja.
Por último, no dudamos de la importancia de la movilización ciudadana en defensa de otro de los paisajes por los que la ciudad es única en el mundo, una vez más, a través de instituciones, de grupos y plataformas culturales, y de asociaciones de vecinos no dispuestas a ver pasar el tren por encima o cerca de sus cabezas. En esta ocasión, sería fácil evitar las amenazas al paisaje de la Huerta del Rey y de Safont, al medioambiente y a la calidad de vida, si se atendiera cualquier de las múltiples alternativas para hacer compatibles el tendido ferroviario de alta velocidad con el patrimonio de Toledo, como se ha hecho en otros lugares históricos: Cuenca, Segovia, Villena, Avignon. La instalación de la nueva estación en el polígono industrial o recuperando la de Algodor, también de valor patrimonial y a escasa distancia, podrían figurar entre esas alternativas, además, con menores costes económicos.
Artículo de opinión de Antonio Zárate Martín, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (RABACHT)