Cuando hablamos de residencias de personas mayores, las conclusiones son claras: “Hay mucho margen de mejoría y además el modelo se ha quedado obsoleto”. Así lo cree la presidenta del Colegio de Médicos de Toledo. “Lo puso en evidencia la pandemia. Los que más sufrieron fueron los ancianos de las residencias y sus familiares. Nos dimos cuenta de que el modelo sanitario necesitaba una reflexión a todos los niveles, y en esas estamos, pero el modelo de atención a nuestra población mayor, también lo necesita”, dice Natividad Laín.
Esta médica de Urgencias que es además presidenta del Consejo Autonómico de los Colegios de Médicos en Castilla-La Mancha, recuerda que el actual modelo de las residencias de mayores “fue creado hace 50 años para un tipo de población que ahora no tenemos. Entonces hablábamos de población válida que, forma voluntaria o involuntaria, elegía vivir en una residencia como un hogar”.
Ahora la realidad es bien distinta. “Hablamos de enfermos añosos, por encima de 80 años, pluripatológicos, polimedicados, con un alto porcentaje de deterioro cognitivo y con alto grado de dependencia. Necesitan cuidados muy específicos además de equipos, estructuras y personal especializados”.
Para Natividad Laín, el modelo ha de adaptarse a este perfil de usuario, pero “las residencias de mayores no pueden ser una extensión del hospital. Son el hogar del anciano, pero no son centros asistenciales u hospitalarios”, insiste.
De hecho, comparte la idea de que la asistencia sanitaria que deben recibir los residentes tendría que ser la misma que se presta a cualquier ciudadano del pueblo o ciudad donde vivan. Aquella que les prestan sus centros de salud locales.
Por eso cree que eso es algo que deberá tenerse en cuenta en la revisión del sistema de Atención Primaria que también está sobre la mesa. “Por ejemplo, hay muchas personas que se fueron a trabajar a Madrid y con la jubilación se están volviendo a sus pueblos de origen en Castilla-La Mancha. Después, se quedan en las residencias de la zona”.
Un modelo de micro residencias con servicios más individualizados
Por otro lado, la sanitaria explica que la tendencia es ir hacia “un modelo más integrador, con residencias más pequeñas en las que el núcleo de convivencia sea más sencillo. Se tiende a individualizar el servicio. Debe ser un hogar para estar personas, pero sin hacerles convivir con completos desconocidos, teniendo en cuenta que están en la etapa final de su vida”.
El nuevo modelo requerirá no solo construir nuevos centros sino adaptar los que ya existen. Natividad Laín reconoce que eso supondrá “un coste elevado” y el escollo no estará tanto en el ámbito rural como en el urbano para ponerlo en práctica.
¿Se tenderá más a la privatización?, preguntamos. “Creo que los modelos público y concertado van a tener que convivir. No son excluyentes, aunque ya sé que es muy fácil teorizar”. Después, cree en alternativas que pasan por el modelo cooperativo, como el cohousing. “Es maravilloso. Una forma de convivencia elegida”, subraya.
Todas estas reflexiones forman parte de las conclusiones recogidas por el Colegio de Médicos de Toledo tras celebrar un ciclo con cuatro jornadas de debate sobre las residencias de mayores, organizado por su Fundación ‘Dr. Atanasio Ballestero’.
El objetivo pasaba por conocer la realidad de la atención a los mayores institucionalizados para generar debate e ideas e incluso “un cambio de la actitud” de profesionales socio-sanitarios, gestores, usuarios y sus familias, las administraciones públicas y la población en general.
El foco se pone ahora en cómo superar y mejorar el actual modelo, aunque los cambios sociológicos avanzan mucho más deprisa. Por ejemplo, el descenso de la natalidad -la elección personal de no tener hijos- es una realidad desde hace décadas. Muchas personas se verán abocadas en un futuro próximo a situaciones de soledad no deseadas.
En opinión de Natividad Laín, “los dos grandes problemas que son la longevidad y la falta de natalidad hay que abordarlos por igual”.
Más recursos económicos, más personal, protocolos comunes y formación
Pese a que la realidad de las residencias de mayores parte de un modelo común, ni todas son iguales, ni cuentan con los mismos medios.
Las jornadas pusieron de relieve la falta de formación y de protocolos asistenciales que permitan evaluar la calidad de los servicios, la ausencia de estructuras, deficiencias en la coordinación entre niveles y servicios, escasez de personal cualificado, principalmente de Enfermería, y la problemática que supone la incompatibilidad entre los diferentes sistemas informáticos de Atención Primaria y de los hospitales con los de los propios centros sociosanitarios. Todo eso multiplica las visitas a Urgencias, los ingresos hospitalarios innecesarios y el encarnizamiento terapéutico y, según los médicos toledanos, “dificulta una atención eficiente, digna y de calidad”.
Otra de las cuestiones sobre la mesa tiene que ver con la necesidad de que las administraciones públicas garanticen “los recursos necesarios”. En muchas de las ocasiones, recalcaban, no se necesita atención médica, sino cuidados específicos relacionados con la vulnerabilidad o la dependencia.
El modelo actual está repartido entre los centros públicos, los concertados y los privados. En estos dos últimos casos, los gestores reclaman una mesa de diálogo con la Administración para hablar de esos protocolos y estructuras de coordinación con el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha y, también de más financiación.
En esto coincide Natividad Laín. “Se puso de manifiesto que necesitan más recursos para adaptar las infraestructuras al nuevo perfil de los pacientes”. Y no solo eso. Cuando se habla de los y las trabajadoras de estos centros, la presidenta de los médicos toledanos subraya que “el personal tiene que estar entrenado. Es necesaria la formación, pero también la continuidad en el puesto de trabajo” y alerta de que esto último resulta complicado debido a las condiciones laborales. “Ya tenemos problemas para tener suficientes médicos en el ámbito sanitario, no le digo ya en las residencias de ancianos”.
En este punto, pone el acento en la Enfermería. “Hay que incentivar este tipo de trabajo porque es muy exigente y no está bien pagado. Tampoco hay suficientes profesionales. Suelen marcharse en cuanto tienen oportunidad. Además, si hablamos de auxiliares de Enfermería, necesitan formación específica y reglada”.
Las jornadas hacían también evidente la necesidad de reflexión en el ámbito familiar en cuanto a la “voluntariedad” a la hora de elegir el ingreso en un centro residencial sin tener que delegar la decisión en hijos u otros familiares.
Eso sí, en el cambio de paradigma todavía no se habla de plazos. “La demanda sociosanitaria es infinita, pero los recursos no. La gestión es un reto impresionante y hay que ponerse objetivos de medio plazo, con metas de corto plazo o no llegamos”, advierte Natividad Laín.
No descarta llevar el debate al ámbito regional. “De momento queríamos poner la cuestión en el foco y lo hemos conseguido. Se ha generado debate. Se está haciendo un esfuerzo y sí, hay reflexión para cambiar el modelo”.