Su apertura y puesta en conocimiento a la ciudad, recuperando el disfrute del ciudadano de esta área es el objetivo que se marca la actuación que se va a desarrollar en Vega Baja. Así se define en el propio pliego de condiciones que ha regulado la licitación de las obras con las que se quieren poner en valor los restos arqueológicos de este yacimiento, así como construir sendas peatonales y un carril bici.
Redactado por AMA Estudio de Arquitectura, este proyecto, para el que se van a conocer este jueves las empresas que optan a ejecutar las obras con la aperturas de sobres, da el pistoletazo de salida a las acciones comprometidas en el convenio marco entre el Ministerio de Cultura, la Junta y el Ayuntamiento de Toledo para recuperar la Vega Baja.
En su conjunto, las actuaciones a desarrollar cuentan con una inversión de de 824.505,87 euros, se van a limitar por ahora a una superficie de 28.242 m2, limitada por su lado norte por la avenida de Mas del Ribero, por el sur por la glorieta de la entrada de Sabatini al campus universitario, por el este linda con la 'senda de las Moreras' y por el oeste con el resto del yacimiento, una zona declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
La propuesta, según recoge el proyecto, pretende no solo poner en valor los restos arqueológicos en esta primera fase, sino adecuar su entorno con elementos "no invasivos y reversibles", que puedan repetirse en la totalidad del yacimiento de Vega Baja en campañas posteriores, generando "un parque arqueológico con paseos, zonas ajardinadas y estanciales".
Arbolado, césped natural o recuperación de muros y recintos
Los fotomontajes del documento elaborado invitan al optimismo con el futuro próximo de esta zona abandonada. En concreto, se incluye la plantación de césped natural, de arbolado de especies autóctonas o de islas de flores de distintos colores. Se instalará también distinto mobiliario urbano para que la ciudadanía pueda disfrutar este mismo año de Vega Baja, pues las obras se extenderían por cinco meses y arrancarán en las próximas semanas.
Se prevé plantar casi una treintena de árboles de especies autóctonas. En concreto se trata de pino piñonero (2), olmo (2), falsa acacia (5), almez (7), liquidambar (4), ciruelos -prunus- (2), árbol de júpiter (1) y pino carrasco (5). Por su parte, los parterres vegetales, que ocuparían una superficie de 2.255,73 m2, contemplan islas de flores de rosa, lavanda, agapanto violeta y blanco, arguta espirea, forsitea y rosa de san juan.
Para la realización de los caminos, que servirán de acceso s todas las zonas del parque, se utilizará jabre. Y en ellos se plantarán los árboles de porte en aquellas zonas indicadas en el proyecto arqueológico como arrasadas.
Respecto al mobiliario, que no invadirá el itinerario peatonal y se dispondrá preferentemente alineado junto a la banda exterior de la acera, el proyecto incluye la instalación de más de 40 bancos tipo petra, mesas y papeleras y contenedores para depósito y recogida de residuos.
También se instalarán 53 balizas de iluminación y una escalera de comunicación con la senda. Además, la torre existente se adecuará para la visión global del yacimiento y la red de riego se instalará por caminos y espacios sin restos arqueológicos, siempre por terreno natural para garantizar y respetar al máximo la zona.
El proyecto propone también la recuperación y el tratamiento de los muros y recintos del yacimiento arqueológico en las zonas principales actualmente excavadas, que se ubican a ambos lados de la senda de las Moreras. Así, se van a reconstruir los muros expoliados y se va a instalar cartelería con información de los restos arqueológicos descubiertos en las campañas de excavación.
Para la musealización de los restos se consolidarán los cimientos existentes y, en la huella de los que no exista, se reconstruirá con un hormigón de cal coloreado, de modo que se pueda reconocer la huela completa de las edificaciones que conformaban esta parte del poblado, según se indica en el pliego.
Asimismo, el interior de los recintos se rellenará de grava de diferentes colores, diferenciando los espacios públicos (calles, plazas o albercas) de los privativos y, entre estos se matizarán los cubiertos de los patios y porches. En torno a las ruinas se realizará una franja de protección de grava puzolánica, que permita la visualización de los restos y su acceso controlado.
No obstante, en este proyecto se han suprimido las dos zonas de restos al sur de la mencionada senda porque entienden que se pueden incorporar en una fase posterior junto con la zona anexa que las unifique. Y es que, según se indica, "la actualización de precios haría que el presupuesto se elevara por encima de lo previsto".
De esta forma se plantea el inicio de la recuperación de un espacio que ha sufrido un vaivén urbanístico a lo largo de las últimas años y que se desarrollará en cuatro anualidades. La capital visigoda de Toledo, actualmente un descampado, tiene por fin un proyecto de futuro con el que la oposición en el Consistorio también se ha mostrado crítica por no desarrollarlo en su conjunto para toda la zona BIC.
Ver esta publicación en Instagram