“A las ferreterías nos han colgado la cruz del muerto desde hace muchos años: llegaron los chinos e íbamos a desaparecer, llegó el primer centro comercial a Toledo y también, llegó Leroy Merlín e igual y ahora ha llegado Internet”. Así identifica Iván González, actual dueño de Ferretería Julián, a unos competidores que no han conseguido acabar con su negocio: un comercio local que lejos de cerrar sigue creciendo.
Actualmente Ferretería Julián se encuentra en un local de 120 metros cuadrados en el barrio de Palomarejos, concretamente en la calle Lisboa. Sin embargo, su historia se remonta a 1976 cuando Julián, suegro de Iván, decidió emprender su propio negocio abriendo una ferretería que tenía 30 metros cuadrados. “Luego compramos el local anexo y lo ampliamos hasta los 60 y hace cuatro años decidimos mudarnos y estamos en el doble”, explica Iván quien llegó a este sector laboral por casualidad.
“Julián hace 12 años que se jubiló y yo me hice cargo después de 10 años trabajando con él… cuando empecé no tenía ni idea, no entendía de nada, no distinguía un clavo de un tornillo”, recuerda el toledano. “Nunca me llamó la atención, ni pensé en que pudiera estar de cara al público… pero por lo que fuera encontré mi sitio y enseguida me sentí muy a gusto”, cuenta en una entrevista con Toledodiario.es en el corazón de la actual Ferretería Julián, una tienda en la que no dejan de pasar clientes y en la que trabajan actualmente cinco personas.
Y es que González asegura que “la ferretería es la farmacia de las casas”, lo que convierte a su negocio en un imprescindible de cualquier barrio. “Ferreterías hay de muchos tipos, pero en una ferretería de barrio lo que menos se vende es esa idea típica de herramientas, yo puedo pasarme sin vender un martillo semanas”, asegura.
Según el actual dueño de Ferretería Julián, actualmente en las ferreterías se vende de todo. “El 30% de lo que vendemos es menaje, desde cacerolas, hasta pequeño electrodoméstico o cafeteras, mientras que otro 30% de nuestro negocio son llaves y mandos”, detalla. “En la ferretería que abrió mi suegro tendríamos 50 tipos de llaves y ahora tenemos 800”.
Casi medio siglo evolucionando con la sociedad
“Desde que abrió la ferretería hasta ahora ha cambiado prácticamente todo”, mantiene González. “Desconozco cómo empezó Julián, pero digamos que la ferretería va al ritmo de la sociedad por lo que no vendemos lo mismo que antes porque en nuestras casas ya no hay lo que había hace 40 años”, explica.
Y es que, tal y como destaca el toledano, su negocio se dedica “al mantenimiento de las casas, según evolucionan las casas evoluciona una ferretería, de ahí que lo que podemos mantener más o menos es el tema de las herramientas más clásicas, pero todo lo demás ha cambiado”.
Es el caso del menaje que ha pasado de ser para cocinas de gas, a adaptarse a las vitrocerámicas y actualmente a la inducción. “Si no tuviéramos ese menaje adaptado a la inducción no se vendería”, añade González. “Todos los productos que se venden en una ferretería han evolucionado muchísimo, sobre todo con la aplicación de las nuevas tecnologías”.
Por ello, en Ferretería Julián se pueden encontrar artículos tan novedosos como bombillas, cámaras o alarmas que funcionan a través de una aplicación del móvil. “Antes una alarma costaba un dineral y ahora tienes una que controlas desde el móvil… Si nos hubiéramos quedado con los productos que vendíamos hace 40 años hubiéramos cerrado”, afirma.
“Es increíble hasta donde se puede llegar con las nuevas tecnologías aplicadas al hogar”, subraya. Entre estas novedades existe hasta “una bombilla con radio o con luz que también controlas desde una aplicación del móvil eligiendo su intensidad o color… son cosas que para mi son increíbles”. Y es que, hasta hace apenas unos años esto se hacía con un aparato que programa la hora de encendido y apagado”.
Según el dueño de Ferretería Julián, este tipo de avances “hace cinco años eran impensables en una ferretería normal y de barrio”.
“El servicio y la atención, nuestra trinchera”
Más allá de la amplia gama de productos que se pueden encontrar en la actual Ferretería Julián, su auge y fama responde al asesoramiento que ofrece su personal sobre esos artículos. “Nuestra trinchera frente a la competencia es siempre la misma: servicio y atención”, ya que en las grandes superficies “no hay personal especializado que te atienda ni que te ofrezca tiempo y te asesore”. “No creo que exista ningún pequeño comercio, de ningún sector, si no es con una buena atención, no hay más secreto que este”, subraya el toledano.
Así, el equipo de Ferretería Julián conoce tanto las últimas novedades del mercado como productos más antiguos pero que nunca se “dejan de vender”. “La ferretería siempre va sumando, tenemos que tener lo más moderno y lo antiguo para que el público pueda sustituir o arreglar los elementos de su casa, independientemente de que sea más nueva o vieja”.
“Por ejemplo, recientemente hemos vendido un clavo de retranca, que nadie sabe lo que es porque es un artilugio que se ponía antes de que hubiera tacos para la pared y, casualmente, nos quedan unos 25 clavos de este tipo”, cuenta.
Este comercio local también se diferencia por el valor añadido a productos que culturizar otra ferretería puede ofrecer. “Hace poco adquirimos una máquina de grabado láser que se demanda mucho para navajas, candados… que ahora podemos grabar al momento, cosa que antes era surreal pensarlo, y además regalamos el grabado”.
Para continuar diferenciándose de sus competidores, Ferretería Julián actualmente abre durante todo el día con el objetivo de darle “un valor añadido a la tienda, dando un servicio que no da nadie en Toledo”. “Desde el punto de vista económico vamos un poco más justos, pero es nuestra manera de competir y dar todas las facilidades que podamos al cliente, ya que a muchas personas les viene muy bien salir de trabajar y pasarse por la ferretería antes de ir a casa”, detalla González.
Y es que, tal y como destaca, a mediodía en Toledo “no hay nada abierto y si tienes un problema te tienes que ir a una gran superficie”.
Sobre el amplio mundo de Internet, otro de sus grandes competidores, González recuerda que la rapidez que vende no es tan beneficiosa. “Por ejemplo, puedes comprar una cerradura basándote en los comentarios de ciertas personas pero, ¿sabés realmente si es lo que tú necesitas o si te va a encajar?”, plantea el ferretero. “Amazon será muy rápido, pero más rápido que bajar a la tienda de tu barrio no hay nada”.
“La ferretería en España subsiste por el cooperativismo”
Según González, “la ferretería en España subsiste por el cooperativismo” ya que esta medida ha conseguido abaratar los precios de este tipo de comercios. “Hace unos años nos agrupamos a través de cooperativas que nos han permitido abaratar los costes de nuestros productos porque somos 400 tiendas comprando al mismo tiempo”, explica.
Frente a todas estas ventajas existe un gran problema de cara al futuro de las ferreterías: la falta de relevo generacional.
Cuando le preguntamos sobre el futuro de la Ferretería Julián, González reconoce que es “complicado”. “Yo soy el relevo generacional de mi suegro y en mis hijas no lo veo porque no es un mundo que les atraiga ni les llame la atención, aunque para mí es muy interesante”, asegura el toledano. “Vengo con ilusión todos los días al trabajo, algo super importante porque si no estuviera a gusto sería un horror”, reconoce.
Entre los atractivos de su profesión, además de la incorporación de nuevos servicios para los clientes o su expansión en redes sociales, González destaca la satisfacción por la ayuda que ofrecen. “Ayudas a mucha gente buscando soluciones a los problemas que te plantean… somos muy necesarios en ciertas cosas y raro es el día que te vas sin estar satisfecho por lo que has hecho”.