Presentación del libro 'Toledo y sus gentes en el siglo del Greco'
Editorial Ledoria se complace en anunciar la publicación del libro 'Toledo y sus gentes en el siglo del Greco', de Antonio Casado, cuya presentación tendrá lugar este martes, 29 de septiembre, a las 19:00 horas en los jardines del castillo de San Servando de Toledo.
Contaremos con la presencia de Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo; Jesús Muñoz, director de editorial Ledoria y Carlos Rodrigo, escritor y director de la residencia del castillo de San Servando.
Reseña
Toledo y sus gentes en el siglo del Greco. Se ha escrito mucho, con motivo del reciente IV centenario del fallecimiento de Doménikos Theotokópoulos, sobre su personalidad, su obra, su estilo, su estética, su uso de la iconografía y la simbología, sus discípulos… Pero no se ha tocado con detalle el tema de su entorno social y cultural; de la ciudad en la que vivió, y de las gentes con quienes se relacionó. Y no es un tema menor. Toledo, cuando el Greco se instaló en ella, ya no era la Corte de Felipe II, pero guardaba esperanza de volver a serlo y seguía siendo una de las principales ciudades de la Corona de Castilla y la capital eclesiástica de las Españas. No es un tópico afirmar que era una ciudad universal para un artista universal.
El cómo eran Toledo y sus gentes en tiempo de los primeros Austrias es la pregunta a la que ahora nos da respuesta el historiador y bibliotecario Antonio Casado en este libro que nos habla de la Corte y de los cortesanos, de la excesiva población que tenía la ciudad y cómo afectaba a sus vecinos, de sus intelectuales, de sus artistas… También nos habla de la Iglesia Católica y de los numerosos eclesiásticos que la poblaban, encabezados por el todopoderoso Cardenal Primado de las Españas. Y no se olvida de sus minorías: los mozárabes, los judeoconversos, los moriscos, los abundantes extranjeros, y los esclavos.
Por último, el autor nos cuenta cómo era la ciudad por dentro: la jurisdicción y la Justicia, el Gobierno Municipal, sus aprovechamientos agrícolas, sus plazas, sus ferias y sus mercados. Toledo era un lugar de paso, para muchos, y también un lugar de llegada y asentamiento para otros. Como lo fue para el cretense universal.