Ecología, feminismo, productos de proximidad o hechos a mano, son algunos de los adjetivos que describen a ‘La Mona’, la marca de bisutería de la toledana Celia Espinosa, quien ya se ha convertido en un ejemplo de emprendimiento.
Esta joven de 24 años, graduada en Bellas Artes, se ha hecho un hueco en el mercado de la artesanía local en apenas un año con colecciones de joyas que ella misma diseña y produce. Todo ello desde casa, con un pequeño taller en el que crea sus creaciones desde el inicio de la pandemia.
La crisis sanitaria le dio a Espinosa el tiempo y el espacio para pensar y organizar la que ya es una empresa consolidada con venta online y física, ya que la toledana, residente en el Casco Histórico, es una de las artesanas con un punto de venta en el Mercado de Artesanía del Jardín de San Lucas.
Echamos la vista atrás junto a la diseñadora para conocer los detalles de una carrera profesional que solo acaba de empezar. “Mi intención es seguir aunque tenga mucho trabajo”.
¿Cómo decidiste dar el salto a la creación de tu propia empresa?
Yo hacía bisutería como hobby desde hace 2 años y fue a raíz del confinamiento cuando empecé a pensar que mi hobby podía convertirse en mi trabajo, sobre todo porque estaba en paro y al hacer joyas y subirlas a redes, tuve muy buena respuesta. Empecé a subir más cosas de calidad y la gente me compraba, fue entonces cuando lo vi como un negocio.
Comencé a meterme en el mundo de la artesanía y aquí sigo.
Entonces, ¿ha sido la pandemia una oportunidad para ti?
Creo que no me ha influido. Mis primeras ventas fueron al principio de la pandemia y, aunque es cierto que no eran tantas como las que tengo ahora, creo que ha sido porque he ido alcanzando más visibilidad en redes, la gente me conoce más y por lo tanto me compra más.
Quizá sin la pandemia iría mejor mi negocio, pero no he notado que me compren más porque parece que esto está acabando.
¿Está relacionada tu profesión con tu proyecto de emprendimiento?
Si. Estudié Bellas Artes y me especialicé en fotografía, de hecho lo que más me gusta es la foto de producto.
He visto esto como una oportunidad de hacer el diseño de mi propio producto y fotografiarlo. Al final he conseguido unir varias pasiones y me pongo el reto de diseñar una joya que me valga para fotografiar.
¿Por qué decidiste que esos diseños fueran joyas?
No lo sé. Realmente fue algo como fácil de hacer al principio, unido a que a mi me gustan mucho los trabajos manuales, me gustan las expresiones artísticas que se hacen con las manos.
Además, poco a poco vi que el hecho de que estuviera hecho a mano, y de que fueran joyas, le gustaba bastante a la gente y decidí seguir así.
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¿Qué material utilizas y cuánto tiempo tardas en realizar, por ejemplo, un par de pendientes?
Utilizo arcilla polimérica y, en lo que es producir el pendiente desde cero, tardo unas dos horas pero claro, antes he tenido que materializar todo el diseño. No me refiero solo a hacer un boceto, si no que he tenido que elaborar el producto desde cero: la colección en la que está enmarcado, la línea, el estilo y el resto de joyas que formarán la colección.
Busco que todos los productos sean acordes.
Tu empresa es prácticamente de reciente creación, pero, ¿has tenido que realizar estudios adicionales?
Soy más o menos autodidacta. Me he documentado sobre muchas áreas porque el producto final está claro pero antes hay mucho trabajo. Detrás de todo lo que se ve de La Mona hay que diseñar una web; diseñar una campaña de comunicación y tu feed de Instagram para que todo concuerde; recibir y realizar pedidos; o llevar la contabilidad.
¿Qué ha sido lo más difícil y lo más fácil de tu primer año como emprendedora?
La mayor dificultad ha sido adaptar los pendientes a la moda. Yo vengo de Bellas Artes, un terreno muy distinto a la moda, por lo que he tenido que aprender de moda, de lo que se lleva, de las tendencias… Hay que tener en cuenta que cada colección conlleva un planteamiento previo sobre estilos y colores que tienen que ser acordes para que todo tenga un sentido, y esto es lo que más me cuesta.
Sin embargo lo que es hacer el pendiente, el modelaje, y todo el proceso de elaboración, es lo que me resulta más fácil.
¿Dónde encuentra Celia la inspiración para sus diseños?
Soy muy visual pero también sentimental, se buscar en mis sentimientos. De manera visual me inspiró en fotografías digitales. Otra gente se inspira en dibujos, pero a mí me gusta mucho la fotografía y veo fotos y pienso cómo quedarían mis pendientes en ese look o en esa temática, y así voy sacando colecciones.
Además también me inspiro mucho en la música, de hecho todas mis colecciones van acompañadas por una canción que explica lo que quiero transmitir con esos diseños.
¿Quiénes son tus modelos?
Al principio eran amigas, familiares, gente que conocía, pero esto ha ido cambiando desde que hago colaboraciones con fotógrafos. Ellos eligen a las modelos y yo no entro tanto en ese proceso de selección.
Aún así, busco que sean mujeres que considero que van a quedar bien con La Mona. No busco una belleza normativa, sino que el rollo de la modelo tenga que ver con el estilo de La Mona.
¿Por qué apostaste por un packaging ecológico?
Más que por diferenciarme de otros comercios, lo elegí con la intención de ayudarnos entre todos. Hay que contribuir con el planeta y siempre aportar es bien, aunque sea un detalle pequeño.
Pero aunque yo ponga el packaging sostenible los que ayudan son los compradores, quienes también ponen su granito de arena al elegir un producto hecho a mano, de proximidad y que apuesta por el cuidado del medio ambiente.
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