A los pies del Casco Histórico de Toledo, en la calle Ronda del Granadal, un pequeño rincón se ha convertido en un fenómeno local y en redes sociales: la casita del Ratoncito Pérez. Esta iniciativa, que ha cautivado a miles de niños y adultos, es obra de María Bargueño, una maestra toledana que ha transformado su hogar en un portal a la fantasía.
El proyecto, que lleva varios meses en pie, surgió de un "capricho" personal de María y su deseo de hacer la experiencia del Ratoncito Pérez más tangible para su hija pequeña. La idea comenzó de forma sencilla: con un pequeño agujero y una puertecita de madera en la pared exterior de su casa. La positiva reacción de la gente que pasaba, expresando su asombro y disfrute, motivó a María a expandir la iniciativa. Utilizando su maquinaria para crear elementos decorativos, la casita empezó a crecer, añadiendo más detalles a partir de diciembre del año pasado.
Una de las características más destacadas de la casita es su meticulosa y cambiante decoración temática. Así, estos días luce un espectacular engalanado de Corpus Christi, un trabajo que a María le ha llevado "muchas horas" y "unos sudores tremendos" en estos calurosos días.
La decoración para esta festividad incluye la instalación de tapices, flores o sillas en la parte exterior, e incluso detalles diminutos en el interior como la Custodia, toldos, plantitas o la representación de la Virgen de la Estrella. Incluso pensó en incluir otros elementos tradicionales como la tarasca y los gigantones, para los que requeriría de más espacio.
Navidad, Carnaval o Halloween
Antes, la casita ya había sido decorada para la Navidad -con cartas para Papá Noel y los Reyes Magos- y para Carnaval. María ya tiene planes para adornarla también en Halloween y en "todas las fiestas claves", impulsada por su amor por las celebraciones y la creación.
La casita del Ratoncito Pérez ha ganado una considerable repercusión en redes sociales, lo que ha llevado a que muchísima gente la conozca, aunque María señala que aún hay quienes no saben de su existencia. La iniciativa ha generado una gran ilusión entre los niños, pero no solo ellos la disfrutan; personas mayores y vecinos del barrio se acercan a diario para tocar la campana y admirar los detalles.
Sin embargo, la popularidad también ha traído desafíos. La puerta original de la casita ha sufrido daños repetidos, dando "guerra" constantemente, lo que ha llevado a María a encargar una de hierro más resistente. Ella es consciente de que cuenta con la posibilidad de que se rompan cosas, por el indebido uso que también se hace de la casita.
María Bargueño, quien ha vivido "toda la vida" en la casa donde se ubica la casita del Ratoncito Pérez, proviene de una familia numerosa de 11 hermanos. Para ella, la principal motivación detrás de este proyecto es la felicidad que ve en los ojos de los niños y mayores al disfrutar de su obra. "No me importa invertir, soy feliz con que los niños lo disfruten", señala.
La creación como impulso
Su marido, quien trabajó como albañil, también ha llevado a cabo buena parte de la construcción de la casita. Los planes de María para el futuro incluyen la ambiciosa idea de construir una segunda planta para la misma, donde le gustaría añadir una "piscinita" o un "jacuzzi". Aunque reconoce que el tiempo es un factor limitante, su deseo de no "estar parada" y seguir "creando" la impulsa a continuar expandiendo este rincón mágico.
Para aquellos que la visitan, María ofrece un detalle especial: la posibilidad de obtener cartas y certificados personalizados del Ratoncito Pérez. Es otro de los 'regalos' que ofrece a la sociedad María, quien cuenta con decenas de miles de seguidores en sus perfiles de Instagram 'Aprender me divierte' (orientada a temas escolares) y 'Creando contigo' (para objetos personalizados)..
La casita del Ratoncito Pérez es, en definitiva, un testimonio del entusiasmo y la generosidad de María, que ha regalado a Toledo un rincón de fantasía que sigue creciendo y emocionando a todos sus visitantes.