Con el horizonte puesto en 2030, el Gobierno de Castilla-La Mancha prepara el Plan de Prevención y Gestión de Residuos, cuyo borrador incluye el diagnóstico de la situación en el conjunto de la región y algunas perspectivas de futuro. Entre ellas, el propio Ejecutivo reconoce que la planificación será insuficiente a pesar de que el documento se ha elaborado como marco de planificación.
Los datos sobre residuos urbanos, los textiles y los originados por la construcción y las demoliciones auguran un escenario con falta de instalaciones para su gestión ante el previsible aumento de todos ellos. Por ello, tiene como finalidad la definición de un modelo de gestión, así como el establecimiento de unas metas y directrices básicas en la producción y gestión de los residuos.
Entre estas últimas se encuentra avanzar en un mayor aprovechamiento de los recursos contenidos en los residuos, en consonancia con los principios de la economía circular; ofrecer herramientas para planificar y mejorar la recogida selectiva; y establecer un sistema de indicadores del propio plan con el fin de controlar y evaluar los avances en la aplicación de las medidas.
Los residuos crecen más que la población
Entre sus principales conclusiones, el documento destaca que Castilla-La Mancha es una comunidad autónoma que recibe, de manera intermedia o finalista, un volumen significativo de residuos procedentes de otras regiones con un valor próximo al de los que se generan y gestionan dentro de la propia comunidad. Y al hilo de ello, destaca que la generación de residuos totales se incrementa en mayor medida que la población y que de los residuos generados y gestionados, casi un 40% son municipales.
Esta es una de las varias “tragedias ecológicas” que recoge el plan, según ha analizado Máximo Florín, experto y profesor de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Critica que esta región, con un peso de la agricultura tan grande, no apueste decididamente por el compostaje para reducir este y otros porcentajes.
“Nos quieren vender que los purines sin tratar son buenos abonos, a pesar de que no lo son y de los problemas de contaminación que acarrean. Y se ignora algo como el compostaje, que sí produce fertilización orgánica, natural y de calidad, eliminando de verdad un problema para generar de verdad beneficios. Los residuos sólidos urbanos orgánicos son muy adecuados por su composición rica y porque están razonablemente deshidratados, a diferencia de lodos de las EDAR (estaciones depuradoras) y de purines, por ejemplo, que dan muchos problemas”, argumenta.
En cuanto a los objetivos de reducción de los residuos destinados a eliminación, el Gobierno regional destaca el “claro incumplimiento” del porcentaje máximo del 35% de residuos de competencia municipal destinados a vertedero. Recuerda que debe reducirse progresivamente hasta el 10% en 2035 según lo establecido por el Real Decreto 646/2020, de 7 de julio, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero.
El ecólogo consultado no tiene dudas sobre esta cuestión: que un 65% termine en vertedero es “otra tragedia ecológica”. “Si después de todo el esfuerzo de separación, recogida y tratamiento, personal y económico, solo llegamos a eso y acaban en una isla artificial del Pacífico, es que lo estamos haciendo fatal”.
Muy preocupado se muestra también el profesor universitario por los residuos del sector textil. El borrador del Plan castellanomanchego resalta que se ha puesto en relevancia dentro del diagnóstico el gran potencial de esta fracción de residuos, siendo una de mayor generación. Debido a la obligatoriedad de su recogida selectiva a partir de 2025, la cantidad a gestionar “se verá incrementada de forma acusada”. Concretamente, las capacidades a ampliar tendrán que dar cabida a las más de 35.000 toneladas que se estima serán recogidas en 2030.
Para Florín, es “sorprendente e indignante” el enfoque de satisfacer la demanda “en vez de gestionar la oferta”. Con ello se olvida la primera de las tres erres de la economía circular, que apela a la reducción. “Ocurre en todos los residuos, pero el textil es algo absolutamente desproporcionado”.
“No necesitamos tanta ropa, no necesitamos renovar tanto el vestuario, no hay por qué tirar la ropa que ya no nos valga. Los jóvenes, a quienes se acusa de no tener ninguna iniciativa, están muy comprometidos en el mercado de ropa de segunda mano (que a veces es de primera), pero es testimonial porque no tiene apoyo institucional. Yo estoy frontalmente en contra de dotar de capacidad de reciclaje, tratamiento y vertedero si no se hace un enorme esfuerzo de reutilización. En textil y en otros residuos, siempre que sean reutilizables”, argumenta.
Residuos de construcción, la “asignatura pendiente”
Por otra parte, el análisis que hace la Administración autonómica sobre la capacidad de las instalaciones de esta comunidad autónoma para recibir y gestionar residuos de construcción y demolición también es muy significativo. Realiza una serie de anticipaciones o “prognosis” en las que prevé una reducción de estas fracciones, pero apunta a renglón seguido que de todas las entradas de residuos en la comunidad autónoma, en torno a un 20% son de construcción. Y por ello, avisa de que en caso de que no se revierta la tendencia de “acusado incremento” de los traslados en el horizonte 2030, “podría darse la situación de no disponer de capacidad suficiente para su tratamiento”.
Esto es una “asignatura pendiente”, apunta el ecólogo, y “vuelven a aparecer problemas muy graves de vertidos descontrolados”. Está de acuerdo con este diagnóstico, pero critica que no se haya actuado decididamente. De hecho, él participó hace 20 años en una propuesta con este objetivo junto con profesores de Ingenierías Industriales y de Caminos, pero no tuvo éxito porque “a la Administración no le interesa”.
En el borrador del nuevo Plan de Gestión de Residuos, el Gobierno informa, al hilo de esta cuestión, de que actualmente hay expedientes de solicitud abiertos con un volumen considerable de capacidad para autorizar operaciones de tratamiento de suelos para la restauración de espacios y relleno de huecos, que es una de las “operaciones adecuadas” para la valorización material de los residuos de construcción y demolición.
En cuanto a los envases ligeros, el Gobierno autonómico también reconoce que las previsiones de ampliación no son suficientes para la capacidad que será necesaria en años próximos, aunque detalla que será suplida con la conversión de las líneas de fracción-resto.
En general, el experto de la UCLM considera que el documento es “muy malo” porque se centra en un enfoque puramente estadístico, pero “no apunta a un nuevo paradigma” en Castilla-La Mancha como sí se ha hecho en otros países y regiones.
“Si no hay perspectivas de pelotazo, el Gobierno regional no mueve ficha. Quiero creer que quien ha redactado el plan es ajeno a ello. La reducción de residuos debería ser muy prioritaria. Y eso no solo se consigue con educación ambiental y folletos de colorinchis”, añade Máximo Florín.
Como conclusión, destaca que “reciclar” un porcentaje muy bajo de residuos es “un gran negocio” y que no interesa solucionar el problema de los residuos de construcción y del sector textil. “Detrás hay multinacionales que ven amenazada su posición dominante en el mercado, que son cortas de miras porque son precisamente ellas las que pueden liderar el cambio de paradigma”, concluye.