Un total de 317.000 trabajadores de Castilla-La Mancha “sufren estrés térmico”, un “riesgo laboral” que se debe prevenir, señala el sindicato de Comisiones Obreras. En total, se ven afectados cuatro de cada diez personas trabajadoras.
El calor, recuerdan, puede provocar agotamiento, calambres, deshidratación, falta de concentración, hasta golpe de calor, llegando la mortalidad por esta causa a superar el 70%. Raquel Payo, secretaria de Diálogo Social y Salud Laboral en la organización, ha señalado que se trata no solo de un problema de salud laboral, sino de salud pública.
Es por ello que CCOO ha lanzado una campaña informativa, de asesoramiento y denuncia, porque es “una prioridad aumentar la información y sensibilización de la población trabajadora respecto de los problemas que supone una sobreexposición al calor y al sol y cómo reclamar los derechos que les asisten para minimizar el riesgo”.
El pasado año un 35% de las consultas recibidas en las sedes de CCOO entre junio y septiembre estuvo relacionada con el calor, y “la mitad de ellas” acabaron en denuncia. En esta campaña de asesoramiento se ofrece atención presencial en todas las sedes y distribuyendo cartelería y otros materiales en centros de trabajo.
“Nos dirigimos especialmente a las personas que trabajan al aire libre en construcción, jardinería, mantenimiento de carreteras, agricultura o limpieza viaria y recogida de residuos, entre otros, expuestos al calor y la radiación solar, pero también a quienes lo hacen en centros de trabajo cerrados, bajo condiciones de calor extremo, cuando la refrigeración depende únicamente de la circulación del aire exterior”, resaltó Payo.
Estrés térmico en planes de prevención
La sindicalista ha insistido en reclamar a las empresas de la región que incluyan el estrés térmico en sus planes de prevención, siguiendo los principios generales que establece la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, así como el Decreto-ley 4/2023, en el que se aborda la prevención de riesgos laborales en episodios de elevadas temperaturas, estableciéndose la obligación concreta de dotar de medidas preventivas adecuadas frente a cualquier riesgo relacionado con fenómenos meteorológicos adversos.
Esto incluye, entre otras medidas, la prohibición de desarrollar determinadas tareas durante las horas del día en las que concurran estos, en aquellos casos en que no pueda garantizarse de otro modo la debida protección de las personas trabajadoras.
La principal medida preventiva es la planificación y organización del trabajo, insistiendo en la necesidad de adecuar los trabajos de más carga y más intensidad física a las horas de temperatura más baja, planificar los trabajos limitando la exposición durante las horas centrales del día, proporcionar zonas de sombra, establecer ciclos de trabajo/descansos frecuentes, proporcionar crema de protección solar, gorras, etc.
“Las olas de calor son una realidad que ha venido para quedarse y, CCOO no sólo lleva años advirtiendo del agravamiento de este riesgo, sino de la obligación de prevenirlo”, incide Payo, a la vez que advierte que “la exposición al calor extremo tiene un fuerte impacto en las categorías laborales más precarizadas y donde existe menor representación sindical”.
“Desgraciadamente está muy arraigada la idea de considerar que la exposición al calor ambiental es un peligro natural situado fuera de la prevención de riesgos laborales. Un enfoque erróneo ya que los episodios de altas temperaturas son eventos muy previsibles, que se repiten cada año y que afectan a las condiciones de trabajo”, ha concluido.