En las próximas semanas, el entorno de Zocodover y el Alcázar dejará de ser la cabecera principal para el transporte público en la ciudad de Toledo con motivo de las obras del edificio de la Delegación del Gobierno. Una vez se proceda a la instalación del andamio y otros elementos para llevar a cabo la actuación de rehabilitación en el mencionado edificio, que producirá el corte del carril de bajada frente a la céntrica plaza, los autobuses urbanos tendrán la calle Gerardo Lobo como parada principal en el Casco Histórico.
Calculan que será a finales de enero cuando se instale dicho andamio, además de la grúa que se ubicará en el Arco de la Sangre y que cortará la movilidad peatonal por las escaleras que hay en el mismo. Será entonces cuando se corte el carril de bajada que utilizan autobuses urbanos y taxis -además de vehículos de carga y descarga o el autobús y el tren turístico-y se implementen otras medidas para regular la movilidad, que afectan también al resto del tráfico rodado.
No es la primera vez que la cabecera principal del Casco Histórico para el transporte público cambia de ubicación por obras -recientemente se trasladó a las dársenas de Safont por las obras que se hicieron en el entorno de la puerta de Bisagra y que se tuvieron que repetir al levantarse de nuevo el asfalto-. Pero sí que quizás va a ser la ocasión en que más tiempo se vaya a producir el traslado de la parada, puesto que el tiempo estimado de duración de estas obras es de unos dos años.
Este alargado período de tiempo, tal y como trasladó el concejal de Movilidad, Iñaki Jiménez, será "una prueba bastante importante" para plantear que los autobuses urbanos, o al menos algunas líneas, dejen de usar el entorno de Zocodover como cabecera principal. "Es una posibilidad que existe. 592 subidas de autobuses a Zocodover es una barbaridad", resalta el edil sobre el impacto que tiene la circulación de estos vehículos en la calzada de subida al Casco Histórico y en el patrimonio de la ciudad.
"Ahora es una obligación, pero de estas cuestiones se saca siempre algo positivo. A lo mejor si no todas, algunas líneas sí que se podrían ubicar allí -en Gerardo Lobo-. Vamos a ver cómo transcurren estos dos años, aunque esperamos que sea menos", indicó Jiménez, que precisa que una vez se desinstale el andamio frente a la Delegación, aunque las obras continúen en el interior, se podría habilitar de nuevo el carril que se cortará.
El concejal recordó que en distintos días del año, la celebración de festividades como el Corpus o algunos días de Navidad, también se restringe la subida de autobuses hasta Zocodover, e incluso también de vehículos particulares, pues la calle de Armas que da acceso a la misma dispone de aceras estrechas en las que no hay capacidad suficiente para los viandantes que transitan la vía.
Próximo contrato para el transporte público
El Ayuntamiento ha comenzado a dar pasos para la próxima licitación del contrato para gestionar el transporte público en la ciudad -que actualmente gestiona Unauto y concluye en diciembre de 2026- al publicar en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) un anuncio sobre el mismo, cuyo coste se estima en 120 millones de euros (sin IVA).
Por ello, el edil considera que es un buen momento para plantear posibles modificaciones de cara a la redacción de los pliegos pues no descarta que "no suban todas las líneas a Zocodover". "Quizás que lo hagan solo en horas puntas, unas líneas sí y otras no, o que otras se queden en Gerardo Lobo... el pavimento de la cuesta de Armas lo va a agradecer", manifestó.
Un debate prolongado en el tiempo
El debate sobre la reducción del número de autobuses que pueden subir al Casco no es nuevo, y la implementación de esta medida tampoco pues ya en el año 2019 se intentó establecer la calle Gerardo Lobo como parada principal de varias líneas, después de haber sido cabecera principal de los autobuses urbanos durante unas obras. La oposición -en la que estaba en ese momento el Partido Popular- y los colectivos vecinales reprocharon la iniciativa, que no tuvo continuidad.
Se trata de una calle que se sitúa a unos 600 metros de la plaza de Zocodover -unos 10 minutos andando por una inclinada cuesta- y que tiene conexión -no apta para personas con movilidad reducida- al remonte del Miradero en uno de los tramos de escalera que llegan hasta el Palacio de Congresos 'El Greco'. No hay marquesina ni elementos para proteger de las inclemencias meteorológicas, ni tampoco postes informativos con las paradas de autobús, que en principio se instalarán en Gerardo Lobo una vez sea la nueva cabecera para el transporte público.
En los últimos años, la única medida que se ha tomado para reducir el tránsito de autobuses -de grandes dimensiones- en el Casco Histórico surgió en el año 2018 tras una actuación en la puerta del Cambrón, un elemento patrimonial sobre el que un informe del Ministerio de Cultura advertía de los daños que estaba provocando sobre el mismo la circulación de vehículos en su interior.
Autobuses turísticos y trenecito
Por el momento, las restricciones para subir a Zocodover afectarán únicamente al transporte público, puesto que el autobús y el tren turístico continuarán subiendo por esta calle para llegar a sus paradas -en el Corralillo de San Miguel y en un lateral del Alcázar, respectivamente-, aunque bajarán por la calle de la Unión. También podrán continuar subiendo autobuses de visitantes -que desde este año tienen que abonar una tasa- que soliciten subir hasta la cuesta de Carlos V.
También van a poder subir hasta Zocodover los taxis -que tendrán su parada en sentido contrario al actual en la cuesta de Carlos V- y los vehículos de carga y descarga, que continuarán realizando esta labor en la plaza pero que ahora podrían salir del Casco Histórico por la calle Santa Fe -ubicada en la parte posterior de la Delegación-, una medida que todavía está por concretarse.