En noviembre de 2021, el aeródromo de Ocaña se puso a la venta por un valor inicial de 1.060.000 euros. Ese precio, ascendió a los 7,5 millones de euros que ofreció el inversor Eduardo Díaz del Río en la subasta que llevó a cabo una empresa especializada en la venta de bienes 'online' al mejor postor. Sin embargo, el adjudicatario no llegó a concretar la oferte la venta se declaró fallida.
Ahora, su propietaria, Senasa -sociedad mercantil estatal dedicada a Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáutica-, lo ha puesto de nuevo a la venta por un precio de salida de 2.650.000 euros. Así lo explica a este medio Belén Muñoz, subdirectora de Planificación y Recursos Corporativos de SENASA, quien indica qu ela anterior venta se declaró fallida "por incumplimiento del adjudicatario".
En esta ocasión, el trámite de la venta no se hará mediante subasta pública sino que será "un proceso abierto que consta de tres fases". "Primero habrá presentación de ofertas -hasta el 26 de mayo-, un proceso en el que hay más de 1.500 posibles interesados; luego habrá otra de negociación de la oferta económica, se comprobará la solvencia, conoceremos las propuestas y se seleccionará la oferta más acorde a los intereses de Senasa", explica la representante de esta empresa pública.
En la actualidad, detalla Muñoz, Senasa no tiene actividad en este aeródromo, aunque en él "sí está operando otra empresa". "Entendemos que hay otros operadores privados que pueden explotarlo de forma más eficiente y rentable. Nosotros al fin y al cabo no estamos para ganar dinero sino para servir al interés público. Hemos llegado hasta donde podíamos y se puede gestionar de otra forma, sea como aeródromo o el proyecto que sea", manifiesta.
Interés en mantener la actividad aeronáutica
En este sentido, precisa que "el interés de Senasa es que se mantenga la actividad aeronáutica" pero "el comprador es libre, conforme a la legalidad", de plantear otro tipo de proyectos. La sociedad mercantil estatal suspendió los vuelos sin motor en 2019 debido a la caída de la actividad, que no ayudó tampoco a recuperar la situación generada por la pandemia. Por ello, decidió vender esta infraestructura y varias aeronaves de las que sí ha conseguido deshacerse.
Entre las características generales del aeródromo, según se recoge en su dossier de venta, destaca también que se trata de un espacio con "excelentes instalaciones para el rodaje y producción audiovisual de anuncios publicitarios y películas", así como para la implantación de nuevas escuelas de formación de pilotos, la instalación de un museo aeronáutico y otros posibles eventos.
Historia del aeródromo
Los inicios del aeródromo de Ocaña se remontan más de seis décadas atrás. Fue en 1962 cuando se acondicionaron los terrenos de las dos pistas que posee, que contabilizan desde aquel año más de 200.000 vuelos. Tal y como recuerdan en su página web, la escuela de Aviación General de Ocaña se estableció con el fin de suplir el vacío dejado por la Escuela del Cerro del Telégrafo en Rivas Vaciamadrid, por orden del Estado Mayor del Aire y por razones de seguridad para el tráfico aéreo del, según se denomina actualmente, Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
En 1963 se celebró el primer curso en la escuela de vuelo sin motor de Ocaña y en el 65 se realizó el primer vuelo de esta escuela. A lo largo de las siguientes décadas, el aeródromo fue sumando espacios y actualmente cuenta con, además de las dos pistas, una plataforma de estacionamiento de aeronaves de 23.400 m2 o un edificio residencial de tres plantas y 43 habitaciones, un bar-cafetería, un restaurante, una instalación de combustible o una caseta meteorológica de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).