La ciudad de Toledo ha organizado distintos actos con motivo de la Semana de la Infancia y de la Adolescencia, como un encuentro de interculturalidad y convivencia bajo el lema 'Derruir muros, tender puentes', que ha contado con la participación de varios especialistas, entre ellos el autor Moha Guerrehou y la mediadora intercultural Soumaya Aghmou. ¿Cómo ven las personas más jóvenes las situaciones racistas de las que, a lo mejor, son víctimas? Hemos preguntado por ello a los jóvenes asistentes a este acto:
Salomão, Ayman y Mohammed tienen 12 y 17 años, respectivamente. Han acudido a este encuentro, pero, ¿para qué? Salomão es un niño negro y llegó con sus padres al acto. Le cuesta hablar aunque le animan a ello. "Yo creo que esto quiere hablar de que hay varias culturas conviviendo", reflexiona brevemente. ¿En su instituto las culturas conviven? "Sí. Nunca me han dicho nada en el instituto por ser como soy", asegura. Pero también concede que sí le han dicho "cosas" por la calle. "Gente desconocida". Es el único niño de su edad que hay cuando empieza el acto. Luego llegan algunos más pequeños, incluso.
Ayman y Mohammed sí que tienen unas ideas más claras, porque son mayores. En el acto se han repartido unas etiquetas que hablan explícitamente de insultos racistas que la asociación IntermediAcción ha recopilado según el testimonio del estudiantado del instituto Universidad Laboral de Toledo. Justo a Mohammed le tocaron las etiquetas 'moro' y 'bomba terrorista'. Salomão leyó en voz alta la etiqueta que le tocó a él: 'negro' y 'no sirves para nada'.
"La verdad, tenemos el racismo súper interiorizado", explica Mohammed. No es algo nuevo para él, lo tiene claro. Ayman coincide y añade que al final la lucha contra el racismo es la de resguardarse en su comunidad. Aunque también reconocen que los ataques ya no son tan explícitos como cuando eran más pequeños. En el colegio era mucho más. ¿Y por qué vienen? "Pues a ver, mi padre me obligó. Pero es para ver qué hacer contra el racismo, ¿no?", explica Ayman. "Yo creo que poco tienen que contarnos, porque nosotros ya lo tenemos todo muy conocido. A lo mejor ya no te dicen nada claramente a la cara, pero cuando es Ramadán y llevas la chilaba sientes cómo te miran, lo sabes, te están mirando", asegura Mohammed.
"Yo soy Mohammed y soy marroquí, pero también soy español y esto es así. Todo lo que hacemos nosotros es inofensivo, es parte de nuestra cultura", asegura el joven. No cree que vaya a aprender nada nuevo, porque asegura que viene con todo aprendido desde casa. Porque sufre racismo desde hace mucho tiempo.
"Islamofobia no es una palabra reconocida por la RAE, pero la ONU la define como una forma de racismo y xenofobia manifestada a través de la hostilidad, exclusión, rechazo y odio contra los musulmanes, sobre todo cuando la población musulmana es una minoría", explicaba la mediadora intercultural, Soumaya Aghmou. "Siempre ha existido y existe aún, un prejuicio contra el islam extendido entre los pueblos de civilización occidental y cristiana", leía otra de las citas utilizada por la mediadora que detalló extensamente cómo la cultura europea ha tratado a la cultura del islam. "Todo este imaginario se ha creado desde el inicio de la Edad Media, desde las Cruzadas, la etapa del Islam en la Península Ibérica de quien es el enemigo, que es el musulmán", resaltó.
Lo mismo hizo Gerehou para contextualizar lo que ocurre con el racismo que sufre la población negra, y en general de quienes son hijos o hijas de migrantes. "Continuamente piensas en cómo te tienes que integrar en esta cultura. Lo que te hacen sentir es que lo que no es español debe mejorarse, porque no respeta los derechos y debe adaptarse para unirse a la 'verdadera cultura'", reflexionaba el autor de Qué hace un negro como tú en un sitio como este. "Todo esto es la carga que sientes cuando eres hijo de inmigrante. Te pones esta carga encima, dices que lo que se hace de donde yo vengo no está bien, no mola", reflexionaba.
Gerehou iba más allá. "¿Realmente existe un esfuerzo para integrar otras culturas? El autor señalaba que cuando hay un acto de interculturalidad y de inclusión, al final es finito y se acaba rápido. Entonces, no siempre es suficiente. "El racismo lo aprendemos sin esfuerzo, no nos esforzamos por ser racistas. Encendemos la tele y todo es racismo. Nadie hace el esfuerzo de decir: quiero ser racista", resaltaba el activista. Y ese también es el desafío.
"No sabía que existía la palabra islamofobia"
El acto se acaba, Mohammed se tiene que ir a entrenar. "Pues mira, no sabía que existía la palabra islamofobia. Me ha chocado saber que tiene nombre", explica subido en su patinete. Reconoce que cada vez que ha habido un ataque, como el de las Ramblas o "el del metro" que no sabe ubicar en el tiempo, siempre que ha llegado a clase le han dicho algo. "Pero al final, esto sabes que te va a pasar, a mí mi madre me lo ha dicho todas las veces. Pero yo no tengo nada que ver con eso, pero es algo con lo que tengo que vivir", reflexiona el joven mientras patina. ¿Qué le parece que lo que le pasa y le ha pasado toda su vida tenga nombre? Pues está bien saberlo, pero no sé cómo nos sirve, la verdad".
"Dicen que Toledo es la ciudad de las tres culturas. Pero es sólo una cultura, compartida por tres religiones", señalaba la mediadora intercultural Aghmou. "Y yo creo que ahora también es así, somos todos una sola cultura y compartida entre muchas más religiones. A lo mejor la gente va a la iglesia el domingo, y nosotros vamos a la mezquita los viernes a las tres. No veo ninguna diferencia, la verdad. Y no la hay, ¿no? Bueno, que me tengo que ir a entrenar", se despide.
Salomão también se va del acto, y dice estar muy contento con lo que ha escuchado, pero que siente que realmente no ha sentido ninguna de las situaciones que han relatado en el acto. "Pero está bien que la gente venga a escucharlo", asegura, porque al final el acto se llenó. Su padre le pregunta: "¿Has visto alguna vez un presentador en la tele negro? ¿O chino?". Él niega. "Todavía es muy pequeño, y no ha pasado por ninguna situación de conflicto", explica. Pero también reflexiona que igual, más adelante, le pasa. "Y por eso hemos venido", afirma.
Ayman se ha quedado hasta el final. "Yo sí sabía que existía la palabra islamofobia, pero no que no estaba todavía registrada en la RAE. Me pregunto por qué", señala. "Valoro mucho este tipo de encuentros, porque sólo nos puede ayudar para tener herramientas y trabajar para que este tipo de cosas que siguen pasando", explica. Su padre está sentado un par de filas más adelante de él. ¿Ha hablado con sus padres de este tipo de cosas? "Pues no la verdad". ¿Y ahora que han venido los dos al mismo espacio? "Pues a lo mejor ahora sí que puedo". "A mí nunca me han dicho nada así directamente a la cara cuando ha pasado algún ataque o nada... No. Pero siempre está en el aire de forma general. Y así se siente también. Con eso tenemos que luchar", concluye.