A finales del siglo XX, el conjunto de edificios que formó parte del complejo industrial de la Fábrica de Armas de Toledo comenzó a cambiar de manera progresiva el uso que mantuvieron durante más de 200 años para convertirse en un campus universitario. Los estudiantes han 'relevado' a los obreros y las naves en las que se fabricaban espadas, cartuchos, espoletas o posteriormente también hojas de afeitar, son ahora espacios destinados a la enseñanza superior.
Entre las decenas de inmuebles que componen esta parte de este campus -que también cuenta con otros edificios en el Casco Histórico- de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en la ciudad, se encuentra la Nave de Espoletas. En el año 2020 se presentó el proyecto de rehabilitación de este antiguo taller para transformarlo en la sede permanente de la Escuela de Arquitectura, actualmente instalada en el edificio Toletum, ubicado en la entrada de la carretera de Madrid a Toledo -a más de dos kilómetros de distancia-.
Sin embargo, después de la actuación que se ha llevado a cabo, salvando distintos problema estructurales que llegaron a paralizar la obra para reformularla, parece que estas instalaciones albergarán finalmente un centro de investigaciones. El rector de la UCLM, Julián Garde, destacó a finales del pasado mes de marzo el acuerdo existente en que la Escuela de Arquitectura continúe en el mencionado edificio pues tras "unos años allí, han identificado que ese es el espacio natural para la labor docente que realizan".
De esta manera, la Nave de Espoletas, cuyas obras están finalizando para que esté disponible de cara al curso académico 2023/2024, se dedicará a otros usos académicos y de investigación ya que existen "grupos que no tienen laboratorio", precisó Garde respecto al uso de este inmueble, cuyo proyecto de restauración ha superado los tres millones y medio de euros, cofinanciados en un 80% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Edificio centenario de carácter industrial
La construcción del Taller de Espoletas, tal y como recoge el historiador Adolfo de Mingo en este artículo, forma parte de la ampliación que tuvo lugar en la Fábrica de Armas de Toledo en plena Guerra del Rif (1920-1926). "Más concretamente, el nuevo edificio fue creado con el fin de reforzar la producción sevillana de estos dispositivos, fundamentales en un escenario militar cada vez
más complejo y enfrentado a nuevas necesidades, como por ejemplo la creación de espoletas de larga duración para proyectiles antiaéreos", expone el autor.
El responsable de la construcción de este edificio fue el militar Calixto Serichol e Ibáñez, "principal responsable de suministrar a los sublevados contra el Gobierno republicano, el 20 de julio de 1936, los centenares de miles de unidades de munición que permitieron organizar la defensa del Alcázar", según precisa de Mingo.
La gran nave longitudinal se ubica paralela al río Tajo y al lado de la senda ecológica que enlaza la Fábrica de Armas con el Casco Histórico de Toledo. En los últimos años se había producido un deterioro generalizado por la falta de mantenimiento tras haberse usado también como cochera para profesores y empleados de la universidad. En el año 2011, tal y como recuerda el mismo autor, la nave sufrió un incendio en el que dos vehículos acabaron calcinados.
La rehabilitación realizada por la empresa Acerouno tenía como objetivo convertir la nave "en un gran estudio de arquitectura moderno y funcional, con un espacio central diáfano como zona de trabajo de los futuros arquitectos". Así, se han llevado a cabo intervenciones fundamentales como la estabilización de los elementos que conforman su estructura y cubierta o las operaciones de aclimatación necesarias para garantizar comodidad a estudiantes y docentes.
Inicios y funcionamiento de Fábrica de Armas
La Fábrica de Armas, declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico en 2010, se ubica a orillas del río Tajo, en plena Vega Baja. Sus terrenos abarcan un área de aproximada 250.000 m2, 40.000 m2 para aulas, despachos, laboratorios, y distintas áreas de servicios tanto generales como administrativos.
Precisamente, su edificio más singular, el Palacio de Sabatini, ha acogido este lunes la presentación del que será el I Congreso Internacional de Obra Pública y de la Ingeniería Civil -'Construir el paisaje y activar el turismo'-. En él, José María Coronado Tordesillas, catedrático en la Escuela de Ingeniería de Caminos de Ciudad Real, ha hecho un breve repaso de las obras de rehabilitación que se han hecho en Fábrica de Armas. Posteriormente, los asistentes han realizado también una visita a la Nave de Espoletas.
"En 1761 se toma la decisión de ubicar aquí la Fábrica de Armas, que empezó a funcionar en el Casco Histórico. Años más tarde se envía a (Francesco) Sabatini a buscar una ubicación adecuada para generar el nuevo centro, apoyándose en el río Tajo. La energía que va a mover toda la maquinaria de la fábrica está enlazada al canal de Carlos III, que capta sus aguas en el Tajo", destacaba Coronado el inicio de su intervención.
El catedrático también ha hecho mención al "debate que hubo sobre la mala ubicación del lugar, pues cuando el Tajo subía se inundaba la parque de las máquinas y cuando bajaba no llegaba el agua". Así, en 1874 hubo un proyecto para fortificar la fábrica y realizar edificios más industriales. Ya en el siglo XX, a partir de 1916, la fábrica dejó de depender de la energía hidráulica y comienzan a construirse centrales hidroeléctricas como la de Azumel, situada muy cerca de la Nave de Espoletas.
"En Toledo hay otro centro histórico"
En la presentación del evento ha intervenido también la vicerrectora de Sostenibilidad e Infraestructuras de la UCLM, Inmaculada Gallego Giner, quien ha hecho referencia a palabras de Diego Peris, el arquitecto responsable de iniciar la rehabilitación de Fábrica de Armas, en el resumen que ha hecho de la evolución del campus en las últimas dos décadas: "En Toledo hay otro centro histórico y es Fábrica de Armas".
"Esta estrategia de rehabilitar edificios históricos con usos culturales se lleva haciendo en el país desde los 70. La UCLM rehabilitó un alto porcentaje de edificios -en Fábrica de Armas-, ubicando usos siempre acordes a la realidad de una ingeniería industrial que contiene todo el paso de esos 200 años en los que estuvo en funcionamiento, tanto en técnicas constructivas como de elaboración de armas. Con total respeto, la universidad rehabilitó en la primera década del 2000", ha recordado Gallego.
"Fábrica de Armas tiene muchas necesidades"
En este sentido, ha señalado que actualmente son "muchas las actuaciones" que deben de llevar a cabo para continuar ampliando este espacio en el que tienen sus clases unos 2.800 alumnos y alumnas. "Fábrica de Armas tiene muchas necesidades, nuestras expectativas se superan y hay necesidades de espacios docentes y de investigación. Además, va a comenzar una nueva titulación -el Grado de Físíca- el próximo curso", ha apuntado la vicerrectora.
"A las administraciones nos exigen ser escrupulosos con el respeto al patrimonio, pero también que seamos sostenibles desde el punto de vista social, económico y medioambiental. Ese binomio es muy complejo de conseguir, solo se puede hacer con coordinación y consenso entre administraciones. Debemos cesar un poco en los estrictos recibimientos burocráticos y tener apoyo financiero", ha reclamado.
Así, ha mencionado algunas de las iniciativas que quieren seguir llevando a cabo en los próximos años a través del Plan Especial del Parque Dotacional del Tajo, un documento que establece una previsión de lo que costaría rehabilitar 15 naves de la Fábrica de Armas, que alcanzaría un montante de 6,84 millones de euros.
Entre los proyectos previstos, Gallego ha hecho mención a una actuación "muy potente y global" en la Central de Azumel para "convertir Fábrica de Armas en un campus autosostenible", una acción para la que definen tres líneas estratégicas con la instalación de hidrotermia, placas fotovoltaicas y la puesta en marcha de la mencionada central hidroeléctrica que el Ayuntamiento cedió a la UCLM en 2021.