Cuando somos profesionales independientes tratamos de reducir costes para poder llegar a final de mes con cierta holgura, pero a veces es mejor invertir en un gestor que nos eche una mano. Desde la facturación hasta las posibles subvenciones, una asesoría fiscal de calidad puede ahorrarte muchos quebraderos de cabeza. Podemos pensar que la presentación de impuestos o la gestión de la contabilidad somos capaces de llevarlas por nosotros mismos. Y que las ayudas a las que pueda acceder las encontraré buscando un rato por internet. Pero los plazos son importantes en este ámbito y es mejor no llegar tarde a según qué cosas.
Cuando el negocio empieza a escalar y comienzas a tener mayor facturación, mayor volumen de trabajo y, por tanto, mayor cantidad de papeleo; todo se vuelve significativamente más complicado. Muchas de estas veces, por desconocimiento o falta de tiempo, cometemos irregularidades que implican sanciones económicas (en algunos casos muy severas).
Por lo tanto, te recomendamos contratar los servicios de una asesoría fiscal online, tendrás la tranquilidad de que todo se está haciendo bien. O, si algo falla, sabes que tienes una firma detrás que puede ayudarte o a la que exigir responsabilidades. Son profesionales que centran toda su atención en el ámbito fiscal, laboral y legal para que puedas dedicarte íntegramente a tu trabajo.
Un buen asesor debe, además, ayudarte a ahorrar en tu negocio. Por un lado, informándote de las subvenciones y ayudas a las que puedes acceder; por otro, recomendando diferentes acciones que, dentro de lo legal, juegan en tu beneficio. Tener acceso a tu contabilidad no sirve únicamente para presentar las facturas, también tiene esa función verificadora. Entre las diferentes funciones que puede cumplir un asesor encontramos, por nombrar algunas, la de mantener conversaciones con entidades financieras para pedir un préstamo; trabajar junto al autónomo en el desarrollo del plan de negocio; formalizar la capitalización del paro en un pago único…
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que el asesor que elijamos tenga experiencia con clientes de nuestro sector. Si, por ejemplo, trabajamos en el mundo del marketing digital; tendrá que conocer las políticas de facturación de la publicidad de Google, la afiliación de Amazon, etc. Si, además, nos aconseja en estos campos, será un punto extra.
El coste es el mayor impedimento
Todos sabemos lo complicado que es ser autónomo en este país, y lo difícil que resulta llegar a final de mes con las cuentas claras. Por esto, el principal problema a la hora de contratar a un asesor es la losa económica para el bolsillo del trabajador independiente. No siempre es especialmente elevado; pero la suma de todos los gastos fijos se vuelve una barrera importante.
A grandes rasgos, el coste de una asesoría para un autónomo con un negocio pequeño no debería superar los 50€. Por supuesto, depende del volumen de trabajo y de la dimensión que vaya tomando la empresa. No es lo mismo ocuparse de diez facturas mensuales que de cien; ni hacerlo con cantidades que rondan los 10.000€ frente a importes de 100.000€. Esto también quedará reflejado en el presupuesto que nos de la asesoría.
Puede que encuentres en internet algunas páginas que ofrecen su asesoramiento y algunos servicios de gestoría por apenas 20€, pero debemos andarnos con ojo. En muchas ocasiones se trata de ofertas low-cost que prestan muy pocos servicios, y realizan recargos con frecuencia por nuevos servicios o mayores volúmenes. Debemos tenerlo claro para evitar sorpresas futuras.
En el otro extremo, tenemos a las firmas de gestoría que cobran una gran suma mensual prácticamente a todos sus clientes por igual; seas del tamaño que seas. No debemos pagar más por una asesoría mayor, simplemente costear los servicios que nos sean útiles para nosotros. Si no, acabaremos dándoles demasiados poderes a los gestores y puede que se nos vaya de las manos. En definitiva, busca bien lo que necesitas y hazte con los servicios de un profesional que esté comprometido con tu negocio.