La polémica vinculada a la falta de igualdad real entre hombres y mujeres en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o el propio Ejército alcanza de lleno a la Guardia Civil en Castilla-La Mancha. La Comandancia de la Guardia Civil de Toledo dispone de un único chaleco antibalas femenino para una plantilla que cuenta con cerca de 200 agentes, según denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
“Las guardias civiles son obligadas a realizar los ejercicios de tiro con chalecos masculinos, lo que resulta no sólo ineficaz sino incluso peligroso por la dificultad que encuentran las agentes para sacar el arma de su funda con un chaleco masculino puesto”, lamenta la asociación.
La delegación de AUGC en Toledo ha tenido conocimiento de la apertura de un expediente disciplinario a una Guardia Civil que, aseguran, “se basa en hechos discriminatorios para la mujer en uno de los ejercicios de tiro, con la obligación del uso de chalecos masculinos no aptos para las mujeres”. Algo que han denunciado ya ante el Instituto de la Mujer.
"La mujer aún no está integrada en la Guardia Civil"
Pilar Villacorta, secretaria de Mujer de la AUGC, explica que la problemática se arrastra desde la entrada oficial de la mujer al Instituto Armado en el año 1989 (aunque ya en 1948 había mujeres vestidas con el uniforme de la Benemérita eso sí, sin divisas, ni armamento). De hecho, lo que ocurre con el chaleco antibalas no es el primer obstáculo con el que se han encontrado las mujeres de la Guardia Civil.
Al principio fue la falta de acondicionamiento de las instalaciones, hasta entonces solo ocupadas por hombres, o el uniforme diseñado solo para ‘ellos’. “La uniformidad estaba diseñada por y para el hombre, existía una reglamentación que no hacía referencia a la realidad de la mujer, y por supuesto, el conjunto del colectivo no estaba preparado para su llegada”, reconoce la propia Guardia Civil en un reportaje publicado en su página web con motivo del 25 aniversario de la entrada de la mujer al Cuerpo hace dos años.
“La presencia de la mujer en la Guardia Civil todavía no se ha normalizado. Realmente no está integrada”, sostiene Villacorta. Explica que la AUGC preguntó en el Pleno del Consejo de la Guardia Civil por los chalecos femeninos. “Nos dijeron que había algunos guardados en lo que se llama la reserva operacional del Cuerpo”. Al instaurarse el sistema de alerta 4 en España coincidiendo con una serie de atentados terroristas en varios países europeos, la asociación solicitó que todos esos chalecos se hiciesen llegar a mujeres de la Benemérita. Actualmente en cada Comandancia “puede que haya uno o dos chalecos y no sabemos de qué tallas”.
Denuncian que las mujeres son obligadas a vestir chalecos masculinos “bajo la premisa de que la talla 'S' a lo mejor nos vale. Y han pasado a llamarse chalecos estándar cuando lo cierto es que o son masculinos o son femeninos”. Y es que, los chalecos antibalas “dejan de ser efectivos si la prenda no queda ceñida al cuerpo del agente”. Esto hace necesario que los chalecos para las mujeres requieran un diseño específico que garantice su seguridad y libertad de movimientos.
La AUGC recuerda que el uso del chaleco es “una cuestión del servicio con responsabilidad a la cadena de mando” y que el propio Plan de Prevención para la Guardia Civil insiste en la inclusión de la protección en todas las actividades policiales. Incluso, señala Villacorta, así se recoge en el artículo 31 de la Ley Orgánica 11/2007 reguladora de los derechos y deberes de los miembros de la Guardia Civil cuando recoge que “los miembros de la Guardia Civil tienen derecho a una protección adecuada en materia de seguridad y salud en el trabajo, con las peculiaridades propias de las funciones que tienen encomendadas”.
"No hay chalecos suficientes ni para hombres ni para mujeres"
“En el contexto actual existe una carencia absoluta de material de protección. Estas prendas deberían serlo de protección individual, es decir, que cada agente masculino y femenino tuviera su propia equipación al salir de la Academia, pero no existen chalecos suficientes ni para hombres ni para mujeres”.
Los agentes masculinos se ven obligados a comprarse sus propios chalecos por las “carencias” de material que sufre la Benemérita. Pero si es una mujer quien lo hace le puede ocurrir lo mismo que a una agente de Vitigudino (Salamanca) a quien se imputa un delito militar por negarse a ponerse un chaleco antibalas masculino que puede acarrearle pena de cárcel . “Es esperpéntico que alguien se gaste 500 euros en un chaleco de su propio sueldo y encima se le castigue. Alguien tiene que pararlo” porque, en su opinión, "lo único que se va a conseguir es aumentar el índice de absentismo laboral de las mujeres".
“Las mujeres nos vemos discriminadas en la adquisición de material policial pero también en opciones de protegernos. Un chaleco que nos queda grande nos impide el acceso al arma reglamentaria, a los grilletes o a la extensible (la porra)”. La AUGC pide cuentas al Ministerio del Interior porque “no puede ser que nos obliguen a usar chalecos masculinos y cuando la mujer expone su criterio la respuesta sea abrir expedientes disciplinarios o imputar delitos militares. Y eso simplemente porque la mujer reivindica una prenda de protección para cumplir con su trabajo”.
Hechos similares se han producido en Cantabria y en Toledo. La última queja la ha recibido la AUCG este mismo lunes desde el aeropuerto de Barajas donde también se obliga a las mujeres a usar el chaleco masculino.
“Seguiremos pidiendo a las mujeres guardias civiles que reivindiquen el derecho a una prenda adaptada a su forma y tamaño”. Y ante todo, piden "cordura en un Estado democrático del siglo XXI en el que los guardias civiles somos personas con derechos. No somos una especie distinta. Somos funcionarios y ciudadanos con plenos derechos en el contexto laboral".