En torno a las 7.45 horas de este lunes, 20 de junio, se declaraba el que se ha convertido en el cuarto incendio del Alcázar de Toledo, edificio patrimonial que actualmente alberga la Biblioteca de Castilla-La Mancha y el Museo del Ejército.
Tras más de seis horas de trabajo, se conseguía extinguir el fuego a las 14 horas. El Oficial Jefe del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamentos, agradecía y felicitaba a las dotaciones del turno saliente y entrante que conseguían frenar las llamas en uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad.
En total intervinieron 23 bomberos y se utilizaron 10 vehículos, 30 equipos de respiración autónomos, varios tramos de manguera de 25 milímetros y 45 milímetros, lanzas de 25 milímetros, herramientas varias, 2 cámaras térmicas, 4 ventiladores de presión positiva y un puesto de mando avanzado.
Según detallan fuentes del propio servicio, el incendio comenzó "en la zona de museo, en la planta H2, la cuarta y última del museo, por debajo de la Biblioteca, en unas salas con instalaciones eléctricas y de climatización". "Rápidamente, el humo y los gases de la combustión se propagaban por toda la planta, haciéndose visible al exterior, tanto por la fachada este, como por la fachada sur".
A la llegada de las dotaciones de bomberos, los militares presentes en el edificio se encargaron de conducirles, "de forma muy eficaz, hacia el posible lugar del origen". Un brigada, a petición del suboficial de bomberos, acompañó a los equipos de extinción, una ayuda "fundamental para localizar el foco del incendio y luego para inspeccionar otras zonas".
Y es que la cantidad de humo, que se extendía por la ventilación, confundió a las dotaciones. En un primer momento se instaló una escalera en la fachada sur, con complicaciones debido a la altura, explican. "El suboficial ordenó la instalación de una autobomba y otra escala en esta zona por prevención pero cuando comprobamos que no hacía falta se trasladó todo a la fachada este".
Localizar el foco del fuego fue "lo más difícil". "Una vez ubicado rompimos la puerta de acceso y procedimos a extinguirlo utilizando la menor cantidad de agua posible para no dañar las colecciones".
Tal y como reconocen desde el propio equipo de bomberos, "los gases de incendio suelen ser perjudiciales para los bienes patrimoniales". Por ello, se procedió a extraer el humo "lo más rápidamente posible mediante el uso de cuatro ventiladores de presión positiva y tubos de extracción", lo cual también permitió que accediera más personal sin equipos de protección. Desde las dotaciones detallan que muchos de los bienes de las salas afectadas por el incendio se encontraban protegidos en vitrinas.
Tras sofocar las llamas, el calor de las salas incendiadas "seguía siendo muy alto por lo que, después de ordenarse la retirada de la mayor parte de los medios humanos y materiales" se decidía dejar una dotación reducida, con un vehículo autobomba, vigilando dichos espacios para evitar reactivaciones del incendio.
"El simbolismo del Alcázar ha hecho que probablemente a todos los bomberos les haya recorrido un escalofrío por el cuerpo"
"Aunque los bomberos actuamos con la misma entrega en cualquier tipo de siniestro, el simbolismo del Alcázar, su contenido y valor, unido a las dificultades que puede plantear extinguir un incendio en un edificio de estas características, ha hecho que probablemente a todos los bomberos del servicio, cuando han escuchado la alarma por la megafonía del parque de bomberos, les haya recorrido un escalofrío por su cuerpo", afirman desde el equipo.
Desde el operativo recuerdan que este lunes han trabajando en un Bien de Interés Cultural histórico que, "aparte del inmueble en sí mismo", alberga "bienes patrimoniales de valor incalculable e irremplazables".
Y es que "las dificultades para controlar y extinguir un incendio se multiplican enormemente" cuando se trata de grandes edificios o "cuando existen riesgos añadidos como grandes espacios diáfanos, por los que pueden difundirse el humo y los gases de incendio, o materiales especialmente vulnerables por su valor, como era el caso".
"Controlar el incendio en el Alcázar era muy complejo"
Desde el equipo de bomberos de Toledo aseguran que "controlar el incendio en el Alcázar era muy complejo, se necesitaba mantener la serenidad y realizar un esfuerzo físico importante". "Subir las cuatro plantas del Alcázar que no son plantas normales sino que cada una equivale a dos, con un equipo de respiración a la espalda y con el equipo de protección completo, es un esfuerzo importante", explican. El personal tuvo, además, que subir "otros equipos como mangueras y, una vez arriba, desenvolverse en nula visibilidad, entre humo, ruidos y con un calor enorme, localizar el foco del incendio, forzar puertas y proceder a extinguir el fuego".
A pesar de las dificultades, las dotaciones recuerdan que el incendio se pudo controlar, tanto gracias al personal humano, como a las condiciones de seguridad del propio Alcázar que "no tienen nada que ver con las de otras épocas, sino que son inmensamente mejores".