León Benavente. Seguro que te suena la autovía si te has acercado a estas dos ciudades castellanoleonesas que la separan. Pero Abraham Boba (cantante), Luis Rodríguez (guitarra), Eduardo Baos (bajo) y César Verdú (batería) decidieron usarlo para dar nombre a su grupo de música que lleva trece años cosechando éxitos.
La banda, que combina rock y electrónica, actúa este viernes en Toledo, en la mítica sala Círculo del Arte, con todas las entradas agotadas. Vienen a presentar a la ciudad de las tres culturas su último trabajo: Nueva sinfonía sobre el caos.
Toledodiario.es conversa con Boba sobre la trayectoria del grupo de más de una década, la evolución de sus letras cargadas de crítica social, la inmediatez del momento, el cambio generacional y la publicación de su último libro '163 cm.'.
Pregunta: El título de vuestro último álbum es potente, Nueva sinfonía sobre el caos. ¿Qué hay detrás de esa idea y cómo se conecta con el momento que estáis viviendo?
Respuesta: A mí hay veces que me gusta coger alguna frase que haya en el disco, que aparezca en alguna de las letras de las canciones y utilizarla como título. Y esto es lo que pasa en esta, ¿no?
Y por otro lado, creo que es un título muy rimbombante y muy solemne, pero en el fondo creo que todo el mundo se puede hacer a la idea de más o menos el contenido de las letras, sobre todo qué hay en el disco, y de la música también. La gente que conozca nuestra trayectoria generalmente sabe que nos gusta un poco hacer crónica de nuestros tiempos, y de ahí, de todas estas ideas mezcladas, viene el título.
Las capas electrónicas ganan presencia en este trabajo. ¿Qué os atrajo de ese sonido más sintético? ¿Os habéis apoyado en nuevas herramientas?
Bueno, pues supongo que la curiosidad. Lo que más nos gusta es divertirnos en el estudio también, e intentar hacer cosas que no hayamos hecho antes y que nos lleven un poco a otros lugares. Y el disco anterior -Era- ya había tenido un poco de electrónica, así, a pinceladas.
Este, pues sí, es un sonido como más electrónico. A los cuatro nos gusta este estilo de música, y encima del escenario tenemos muchos teclados, sintetizadores... Los incorporamos ya hace un tiempo y estamos muy cómodos. Y a nosotros nos gusta jugar con eso y poner ese tipo de instrumentos en otro tipo de canciones, y es lo que hicimos aquí.
Y cuando vimos que el disco tenía, pues unos tintes, un tanto, pues sí, electrónicos, fue cuando decidimos llamar al productor Perarnau, porque le conocemos desde hace años y sabemos que trabaja muy bien la electrónica y queríamos a alguien que estuviese muy cerca de ese tipo de música para que no se nos escapase nada.
Este título habla del caos, pero el disco suena muy controlado y preciso. ¿Dónde está el caos realmente? ¿En el mundo o dentro de uno mismo?
A nuestro alrededor, desde luego, y creo que alude bastante a eso. Pero bueno, sí es verdad que nosotros somos un poco precisos y por eso tardamos tanto tiempo en grabar los discos. Cada arreglo es importante, lo seleccionamos, lo elegimos muy bien.
Y aparecen las canciones, que son muy directas, y desde el principio queríamos que fuesen estructuras clásicas, de estrofa, estribillo, y en tres minutos. Por eso hay esa sensación de orden.
Vuestro primer disco tenía una urgencia también casi militante. ¿Qué queda de ese espíritu hoy, después de más de diez años? ¿Se puede seguir siendo la misma banda después de más de una década?
En algunas cosas espero que sí, en otras espero que no (ríe). Yo creo que lo que te decía, la curiosidad, la ilusión, las ganas de seguir haciendo discos mejores, de seguir investigando, de seguir arriesgando, de ir cambiando cosas a tu alrededor también, desde discográficas a todo lo que pasa alrededor. Ahí se puede vivir muchas vidas dentro de la vida que tiene un grupo.
Creo que eso no ha cambiado, en el fondo. Y lo que sí ha cambiado, supongo, es la visión más del grupo, en cuanto a lo que hay alrededor. Está claro que hay un cambio generacional, hay gente que hace doce años no existía y ahora sí. Eso es lo que pasa y lo que ya ha pasado a todos los grupos que siguen vigentes cuando ya empiezan a cumplir años. Y nosotros somos conscientes de eso. Es así, lo asumes.
Pero bueno, creo que lo importante es eso, que en realidad seguimos siendo como chavales de 20 años con las ganas de hacer un disco nuevo y de hacer conciertos. Los conciertos seguimos teniendo un público bastante fiel, cosa que agradecemos. Y en eso está el grupo.
Antes has dicho que os tomáis vuestro tiempo para hacer las canciones y para lanzar los discos. ¿Cómo lo lleváis con la era de inmediatez que estamos viviendo?
Intentar controlar ese tipo de cosas que pasan alrededor de tu música, puedes llegar hasta ciertas cosas. Puedes decir, vamos a intentar sacar el disco así, de esta manera, sin singles o con singles, o con vídeo, o ya lo que tengas que invertir, o auto editado, o una multinacional. Esas son las cosas con las que puedes jugar, pero luego te das cuenta de que hay mil variables que no puedes manejar.
Es un poco intentar controlar el galope de tus caballos, en ese sentido. Así que mejor galopar, desmelenarte y disfrutarlo. Es lo que un grupo como nosotros podemos hacer, obviamente sin pararse y siendo conscientes de que este es un oficio que tiene cosas muy buenas, pero que también es muy duro.
Y creo que hay mucha gente, y sobre todo gente joven, que se está dando cuenta. No todo el mundo vale para estar aquí. Entonces, claro, cuando ahora veo que hay gente que dice "necesito parar porque mi salud mental me lo pide", lo entiendo.
Este viernes actuáis en el Círculo del Arte de Toledo con todas las entradas vendidas. ¿Qué significa para vosotros volver a tocar en una sala así, tan íntima y simbólica?
Tenemos muchas ganas porque además es una sala que los cuatro conocemos desde hace muchos años. Yo me acuerdo de haber tocado ya ahí con Nacho Vegas antes de León Benavente y recuerdo que ahí hicimos alguna vez dos días seguidos también de conciertos.
Yo entro y ya veo el escenario con la cúpula detrás, el camerino y... Es una maravilla. Y Toledo es una ciudad muy chula para pasar el día, o sea que va a ser una maravilla.

León Benavente: Abraham Boba (cantante), Luis Rodríguez (guitarra), Eduardo Baos (bajo) y César Verdú (batería)/ Imagen: Web oficial
Acabas de publicar '163 centímetros', un ensayo sobre la identidad y la mirada ajena. ¿Qué te impulsó a escribirlo ahora?
Es un proyecto con el que llevo tres años y he ido haciéndolo a medida que hacía otras cosas. Fue una idea que cuando terminé el otro poemario -Esto no es una canción-, que salió en 2021, quería hacer algo distinto. Y se me pasó por la cabeza hacer esta especie de ensayo autobiográfico, medio pseudopoético, de alguna manera, y que hubiese un hilo conductor y tenía que ser la estatura, porque me permitía hablar de otras muchas cosas también.
Lleva fuera un mes y estoy muy contento, la verdad, con la acogida y con la repercusión y todo...
¿Te lo esperabas?
No tanto. Me esperaba algo, porque en el fondo parte del trabajo fue bastante racional. O sea, buscar el tono, saber qué material quería incluir y cuál no, decidir que fuese un libro con imágenes, dividirlo en esta especie de párrafos que prácticamente te enganchan muy rápido.
Lo que sí que tenía en mente era hacer un libro que fuese de alguna manera inmediato también, pero que te dejase un poco de poso y reflexión. Entonces, sabía que iba a tener más repercusión que el otro, que era un poemario y que no a todo el mundo le gustaba leer poesía. Aunque, como todo en la vida, es cuestión de educación.
Llevo tres años colaborando con un programa en Radio 3, en el que tengo una sección de poesía y me doy cuenta de que hay mucha gente que me escribe, o gente que me encuentro después de los conciertos, que me dice: "nunca pensé que me iba a comprar un libro de poesía y el otro día que estuviste hablando de él, me lo compré".
¿Hay algo del espíritu del libro, esa mezcla de vulnerabilidad, humor y observación que se haya colado también en este último disco?
Desde el punto de vista que soy yo el que escribe las letras, pues sí. Pero creo que hay una diferencia también, por eso es parte de lo que me llama a escribir cosas que no sean canciones.
Soy consciente de que escribo canciones para un grupo y somos cuatro personas y yo quiero que las cuatro personas sintamos la canción de la misma manera. Entonces hay que ser empático, lo cual también sirve un poco para comunicar de cara al público, porque si estás con tu círculo más cercano, es probable que también sepa comunicar más allá. Y eso es lo que pasa con las canciones de León Benavente.
Ya para terminar, ¿qué viene después de esta sinfonía sobre el caos? ¿Un nuevo rumbo? ¿Descanso? ¿Más experimentación? ¿O dejarse llevar directamente?
Bueno, ahora tenemos un fin de año duro porque tenemos estos conciertos del mes de noviembre. Y el 10 de enero tenemos el concierto del Movistar Arena, que va a ser un concierto mundial con invitados y con escenografía nueva. Va a ser una cosa única en la que llevamos mucho tiempo trabajando.
Y luego, después de ese concierto, supongo que pararemos un par de semanas o tres y nos pondremos a trabajar en un disco nuevo.










